Opinión por
Senador Camilo Escalona
Región de Los Lagos
Pocas veces coincido con el señor Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter; sin embargo, comparto plenamente la declaración que formulara ante la cruel y cobarde agresión que sufriera el joven Daniel Zamudio, por parte de un grupo neonazi. Su declaración fue que este ataque “es de una violencia asesina”, que desde su punto de vista: “repudio desde lo más profundo de mi corazón”
En el Senado se adoptó una resolución unánime condenando esta terrible acción. Sin excepciones.
No puede ser de otra manera; el ciudadano de 24 años que fuera brutalmente golpeado cayó en estado de coma. Y su cuerpo fue violentado, no solo por la golpiza, sino que además se tatuó el símbolo nazi, la suástica, en el abdomen, se le cortó su oreja y le fracturaron el cráneo y una pierna. Todo por su condición homosexual. Esto es la intolerancia fanática e irracional que nuestro país debe rechazar. Espero que no haya ningún sector de opinión ni tampoco institución alguna de la sociedad chilena que se reste de concurrir a dicho repudio.
En particular, el Ministro del Interior informó que el gobierno recurrirá al mecanismo de la urgencia para acelerar el proyecto de ley contra la discriminación, que contribuirá a la justa sanción de grupos que no pueden sino que estar formados por quienes ignoran el horror del nazismo y lo que esto significa. El paso de los nazis dejó una secuela de decenas de millones de victimas y la ejecución del Holocausto contra el pueblo judío; es el horror más estremecedor sufrido por la civilización humana.
Hoy en Chile hay un joven postrado por neonazis, que existen por la intolerancia promovida por sectores que no aceptan lo inevitable: la humanidad es diversa, no somos todos iguales, la uniformidad es imposible. Es decir que la diversidad de opción sexual que acompaña a los seres humanos desde sus primeros pasos seguirá acompañando el paso del hombre y la mujer por esta tierra. Nos debemos aceptar como lo que somos. Intentar suprimir la diversidad sólo puede transformarse en violencia asesina.
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