- Anuncio de nueva prueba fue hecho por el propio ministro de Educación, Harald Beyer, quien enfatizó que se busca “conocer brechas al interior de los establecimientos”.
- Jaime Retamal, Jefe de Carrera de la Pedagogía en Educación General Básica de la U. de Santiago, tiene una visión crítica del Simce, pues “atenta contra la posibilidad de una dinámica de enseñanza integral, que centre los objetivos en la formación de personas, ciudadanos con manejo de contenidos y habilidades, y no sólo personas funcionales y medianamente competentes”.
Una sala de clases fue el simbólico lugar elegido por el Ministerio de Educación, para anunciar la aplicación de una nueva prueba Simce (de comprensión lectora), esta vez orientada a niños y niñas de segundo básico, y cuyo objetivo principal, según anunció el ministro del ramo, Harald Beyer, será conocer las brechas existentes al interior de los establecimientos, a fin de nivelar a aquellos estudiantes que presenten bajas en su rendimiento en dicha materia.
Esta vez la prueba estará enfocada en la comprensión lectora de los niños y niñas, evaluando su capacidad de procesar y aplicar de modo adecuado los contenidos entregados en un determinado mensaje.
El jefe de carrera de Pedagogía en Educación General Básica de la Universidad de Santiago, Jaime Retamal, valida la idea de contar con un nuevo instrumento que entrega datos acerca del comportamiento académico de los alumnos y alumnas, porque, según dice “todo instrumento que nos permita recabar información respecto al funcionamiento de los principales actores del sistema educativo, es valioso y permite tomar decisiones. Eso en términos generales y como principio ideal”, puntualiza.
Cuestionamientos
Reiterando lo beneficioso de obtener nuevos datos, el académico de la Facultad de Humanidades de la U. de Santiago, se muestra, sin embargo, contrario a uno de los objetivos que dice perseguir la medición.
“La verdad es que si se hace una análisis serio del Simce, como herramienta que ha utilizado Chile para medir la calidad de la educación, éste deja mucho que desear porque atenta contra la posibilidad de una dinámica de enseñanza integral, que centre los objetivos en la formación de personas, ciudadanos con manejo de contenidos y habilidades, y no sólo personas funcionales y medianamente competentes”, asegura el especialista de la casa universitaria estatal.
Según Retamal, “es importante que se evalúe la capacidad de comprensión lectora, y que no se establezca un tiempo, lo que restaría estrés a los niños y niñas, pero el sistema tal como funciona al día de hoy con el Simce, neurotiza a los educadores en función de resultados, de un entrenamiento por sobre una enseñanza integral”, concluye.
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