La necesidad de contar con una memoria histórica local


Carlos Eduardo Ibarra Rebolledo
Magíster en Historia mención Historia de Chile
Docente Pedagogía en Historia y Geografía
Universidad San Sebastián – Puerto Montt.


Desde principios de agosto del presente año apareció publicado en diversos medios una información una noticia del todo interesante para quienes enseñamos, estudiamos e investigamos la historia, esto es la creación de un Archivo Regional de la Región de Los Lagos, organismo que vendría a unirse a los ya existentes en Antofagasta y Temuco, todo un logro de llegar a concretarse, dado que la mayor parte de la documentación permanece almacenada en Santiago. Idealmente estos reservorios del patrimonio documental, incluyen los papeles derivados de las actividades de organismos oficiales tales como Municipalidades, Gobernaciones, la Intendencia y los Juzgados locales.

Así, se ayudaría a saldar una dificultad que todos los investigadores locales tienen: la obligación de viajar a la capital para consultar los papeles donde se encierran los secretos de las vivencias de aquellos que nos han antecedido con sus experiencias de vida, sean ellos personas naturales o instituciones, de la élite o del bajo pueblo.

De concretarse esta idea (con un costo aproximado de $ 1.500 millones) se abrirá la posibilidad a estudiantes e investigadores de indagar en torno a diversos temas no tocados por la historiografía local, además de ayudar a resguardar de mejor manera miles de documentos que hasta ahora no están debidamente almacenados, siendo presa de descomposición, humedad, robo (por increíble que parezca) e incluso su pérdida definitiva. Pensemos que en el Archivo Regional de Tarapacá hay – entre varios tipos – 2.599 cajas de documentos, mientras que en el Archivo Regional de la Araucanía son 13.769 cajas. En contraparte, Santiago reúne 508.291 tipos de documentos (volúmenes de gobernaciones, intendencias, juzgados, fotografías, etc.), incluyendo los procedentes de varias regiones del país. ¿Cuántos miles (incluso millones) de documentos se recopilarán o, incluso, volverán a la Región de Los Lagos de llevarse a cabo esta notable iniciativa? Es casi un acto de justicia historiográfica.

Creo que es un anuncio esperado desde hace tiempo para quienes queremos la Historia, no sólo para saciar una curiosidad (natural y sana en nuestro ámbito), sino que para dar a conocer nuevas facetas dentro de un sinfín de versiones, algunas de ellas construidas en base a mitos y leyendas, que no hacen más que deformar la verdadera historia de Puerto Montt y sus alrededores, cuestión ante la cual los que estudiamos la disciplina de la musa Clío no podemos quedar impávidos, ya que ello sería literalmente un “pecado historiográfico” que nos afectaría no sólo a nosotros, sino que sobre todo a las futuras generaciones. Negarles a ellos el conocimiento de nuestro pasado es condenarles a una eterna ignorancia para el futuro cultural de la región, cuestión que en gran parte vendría a ser subsanada con esta nueva sección del Archivo Nacional.
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