Universidad San Sebastián apuesta por formar monitores expertos en buen humor


Risoterapia: la magia de un proyecto inspirado en la felicidad
  • La casa de estudios local imparte desde hace algunos meses un curso que sigue los pasos del mítico Patch Adams, el mismo que rompió los paradigmas de la medicina tradicional con un poco de alegría y optimismo.
Puerto Montt, 22 de octubre de 2012.- Doherty Hunter, mejor conocido como "Patch" Adams inventó hace algunos años la risoterapia, convencido de que la risa y el amor son factores importantes para lograr mejorar la salud de los pacientes. Hoy, son miles de personas alrededor del mundo que siguen las enseñanzas de quien es uno de los responsables de que la alegría, el humor y sobre todo el amor sean incluidos en la medicina moderna.

En Puerto Montt, el Campus Pichi Pelluco de la Universidad San Sebastián se unió a esta cruzada a través de un curso que pretende formar monitores entusiastas, activos y con amplio sentido social para acudir a los centros de salud, específicamente al Hospital de la ciudad, a brindar amor y alegría a quienes día a día luchan contra los obstáculos que la vida ha puesto en su camino.

Liderados por el psicólogo José Cariaga, son más de 25 las personas entre alumnos y funcionarios del Hospital porteño quienes aprenden los más diversos temas sobre esta corriente que produce beneficios mentales y emocionales por medio de la risa.

“La idea es que los monitores sean los primeros de una generación que tendrá la misión de traspasar este positivismo y alegría a otros jóvenes, con el fin de formar una red de apoyo que permita generar acciones para acompañar y cargar de buenas energías a las personas que están en estado de enfermedad”, indicó el psicólogo cuyo proyecto ya es reconocido al interior de la universidad.

La técnica del Clown

Para llevar a cabo esta iniciativa, los monitores en formación están aprendiendo una técnica muy conocida de la risoterapia. ¿De que se trata? Es el clown, una técnica teatral que consiste en reconocer el payaso que llevamos dentro con el fin de explotarlo, perfeccionarlo y hacerlo propio. Precisamente, esa es la persona que finalmente llega al hospital y al corazón de los pacientes.

“Hay payasos sarcásticos, otros más infantiles, unos más juguetones, todos son diferentes. Lo importante es que todos ayudan. Si te das cuenta, el payaso de por sí produce gracia y provoca risa de entrada, por su maquillaje, su vestuario, sus zapatos. Todo ello lo combinaremos con dinámicas, con globos, malabarismo y otras tantas actividades que nos permitirán contactarnos lúdicamente con esa persona que no lo está pasando bien”, explica Cariaga.

Reírse de uno mismo

Uno de los objetivos del curso es que quienes lo conforman aprendan a reírse de sí mismo, explica el psicólogo. “Los chilenos somos buenos para la risa, pero cuando se trata de reírnos de los demás. Cuando aprendemos a reírnos de nosotros, aceptamos nuestros defectos y, en función de eso, somos capaces de trabajar nuestras fortalezas y amplificar las áreas de funcionamiento óptimo”, agrega.

Es por eso que los monitores deben, clase a clase, aprender a manejar situaciones que puedan ser embarazosas mediante la risa. “Quizás, la persona que está enferma –dice el profesional- no se va a reír a la primera, pero el rol de uno es entregar alegría, felicidad, risas, sin esperar nada…eso un regalo que se hace y es muy difícil que las personas no acepten este regalo”.

De esta manera, se sienta un hito sin precedentes en la región, la de formar seria y profesionalmente personas preocupadas de que la risa se use terapéuticamente en el contexto hospitalario. Porque así como uno aprende a llorar, también puede aprender a sonreír.
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