Era digital ya es una realidad en la salud de Chiloé hospitales dejan atrás los termómetros de mercurio


Atrás quedarán los famosos termómetros de mercurio en los 5 hospitales de Chiloé para dar paso a la era digital. Más cómodos, exactos y con menor riesgo para la salud tanto de usuarios como de funcionarios, los termómetros digitales prometen terminar con los del metal pesado.

Así lo dio a conocer el Director del Servicio de Salud Chiloé, Rodrigo Callejas, quien, junto al Agente de la Caja de Compensación Los Andes de Castro , Santiago Fuentes, realizaron la entrega de 150 termómetros digitales a los directores de los Hospitales de Castro, Ancud, Achao, Quellón y Queilen.

La iniciativa se enmarca dentro del compromiso de la Subsecretaría de Salud Pública y el Ministerio de Medio Ambiente que buscan promover la eliminación y/o minimización del uso del Mercurio, a través de la "Implementación del Programa Hospitales Libres de Mercurio".

Junto con agradecer a la Caja de Compensación Los Andes por el aporte de 150 termómetros digitales, el Director del Servicio de Salud Chiloé, manifestó la importancia de la iniciativa que busca mejorar las condiciones de trabajo de los funcionarios y la protección de la salud de los usuarios.



En la oportunidad explicó que esta medida ya ha sido aplicada en los países de la Unión Europea, que desde el año 2009 prohíben la fabricación de termómetros de mercurio.

Si bien en Chiloé se trata de un programa piloto, donde el recambio de termómetros de Mercurio por los digitales se hará de manera paulatina, en Chile, el Ministerio de Salud ha publicado un documento de orientación con la finalidad de lograr que los 206 hospitales públicos del país estén libres de este metal.

Cabe recordar que al quebrarse un termómetro de mercurio no sólo se genera riesgo para la salud del ser humano, sino también un importante daño al medioambiente

Cada vez que uno se rompe, explicó Rodrigo Callejas, se libera al medio ambiente al menos un gramo de mercurio, metal pesado altamente tóxico, que tiene efectos perjudiciales a nivel renal, respiratorio e inmunitario.

Si este material llega al agua, se convierten en metilmercurio, compuesto que contamina animales y peces y entra a la cadena alimentaria.

En las madres en gestación, los niveles altos de este metal podrían traspasan la placenta y causar daño neurológico al feto, mientras que en los lactantes su exposición puede reducir el coeficiente intelectual y causar un retardo en el desarrollo mental y motor.
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