Calidad en la Educación

Por: Mónica Ampuero Sepúlveda
Directora de Pedagogía Media en Inglés
Universidad San Sebastián



Luego de leer el artículo ¿Cómo entender el concepto de calidad en el contexto educacional nacional? Una primera aproximación a su significado en un contexto educativo local de los autores Gladys Riquelme y Jorge Jimenez publicado en la revista Visiones de la Educación. (Año 4, Nº 6, 2004) recojo lo que ellos plantean respecto a que definir calidad en educación es una tarea difícil, ya que la definición de este concepto en cualquier área tiene múltiples aristas.

Ellos analizan en el texto cómo este concepto ha cambiado a través de los años y cómo diferentes organizaciones o empresas lo definen buscando un norte de eficiencia, eficacia y efectividad en su quehacer respectivo.

Nuestro país hoy se enfrenta a la oportunidad y necesidad de abrirse al mundo globalizado, por ello necesita hacerlo con profesionales mejor preparados, es entonces que la calidad en la educación chilena se convierte en un tema fundamental para el desarrollo de nuestra nación. Sin embargo, nuestra realidad educacional se encuentra marcada por una muy conocida y abismante brecha de calidad de resultados entre los colegios del sistema público, particular-subvencionados y aquellos del área privada.

Es por ello, que nuestro gobierno a través del Ministerio de Educación no sólo necesita ver y discutir estos problemas, sino que entiende la necesidad de buscar estrategias para lograr una mejora sustantiva en la calidad y equidad en la educación chilena, lo que se traduce en la Reforma Educacional, que busca mejorar sustancialmente el proceso enseñanza-aprendizaje recurriendo a una tan anhelada toma de decisiones y evaluación de las políticas educativas que se han llevado hasta hoy. Sin embargo, pese a todos los esfuerzos, no se ha logrado subsanar esta brecha por lo que los desafíos que el siglo XXI trae para nuestro país son mayores, mejorar lo hecho y proyectar a nuestra juventud dotándola de las herramientas necesarias para lograr competencias de diálogo e interacción con el mundo en el cual se insertarán.

Los autores plantean que medir una mejora en la calidad de nuestra educación no es tarea fácil, ya que los resultados de pruebas estandarizadas no siempre son la respuesta dada a la multiplicidad de variables involucradas en dicho proceso. Entre estas variables rescato aquellas que hemos podido apreciar en escuelas “eficaces” como: compromiso docente, participación de padres, expectativas altas de los estudiantes, apropiada retroalimentación de los procesos, trabajo en equipo, ambiente escolar de respeto mutuo, buena gestión de los directivos, etc. Por lo tanto la tendencia a medir calidad según los resultados arrojados a nivel de los puntajes de los alumnos en pruebas estandarizadas, no es la senda ideal sino más bien debiéramos concentrarnos en una evaluación que englobe a la educación como un sistema o un todo y no mirando sólo una de sus partes.

Es así como la idea de calidad implica la excelencia en todos los ámbitos que compromete la educación. Una calidad de “gestión”, de acuerdo a la conclusión que presentan los autores, permite un acercamiento más acabado al concepto de calidad, en dónde la planificación y el diagnóstico inicial de los elementos vitales, permiten satisfacer las necesidades reales que nos llevarán a un significativo logro en los resultados. Las universidades como primeras formadoras de profesores tienen un actuar responsable en la mejora de la educación en nuestro país, un compromiso fundamental con nuestra sociedad en sacar al mercado a profesores reflexivos con respecto a su quehacer pedagógico, ávidos de un perfeccionamiento continuo, creativos e innovadores, con amor al trabajo bien hecho, dispuestos a ser más que instructores de disciplinas determinadas, sino educadores, formadores, maestros que entreguen el mejor ejemplo y las más adecuadas herramientas a los estudiantes chilenos, sin importar en qué tipo de colegio o escuela se desempeñen.
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