Espíritu Mundialero


por Nicole Chaigneau V.
Psicóloga Universidad San Sebastián
Sede Puerto Montt.


Durante estos días todos los integrantes del país participamos de los preparativos del mundial, a la espera de que “Nuestra ROJA” tenga una excelente participación. Más allá de las preferencias personales, podemos apreciar mayor motivación y entusiasmo en gran parte de la población, lo que se ha visto expresado tanto en el aumento de consumo como en el incremento de actividades grupales.

Después de los difíciles momentos que han vivido muchos compatriotas, el mundial aparece como una oportunidad “reparatoria”, en términos de movilizar aspectos personales que tiendan hacia la generación de un ambiente constructivo individual y social, un momento para distenderse y disminuir las tensiones experimentadas, e incrementar el espíritu solidario que permite que nos veamos todos unidos, formando parte de una misma ilusión.

En este mundial podremos expresar nuestras emociones en forma abierta, favoreciendo la catarsis o movilización afectiva general, tanto frente a los goles de la Roja como de “nuestros” adversarios. El clima de unión que acompaña a estos partidos produce la sensación de que todas las distancias y brechas que podrían separarnos, disminuyen a su mínima expresión. Durante los encuentros mundialeros podemos participar desde nuestro derecho a disfrutar, sin distinciones. El mundial sirve muchas veces como escusa para expresar nuestro espíritu gregario, los deseos de socializar y sentirnos parte de un proyecto mayor, que nos incluye y nos integra.

En tiempos como los que vivimos, donde pareciera primar el individualismo y donde las crisis económicas muchas veces superan los recursos personales para enfrentarlas, nos viene bien estimular el pensamiento positivo: darnos cuenta que podemos cumplir los objetivos cuando actuamos con dedicación, perseverancia y búsqueda del bien común. Existen múltiples estudios que confirman que el optimismo es saludable. Frente a la inestabilidad o la falta de certezas, características que son intrínsecas a la vida, nos diferenciamos en las formas en que las enfrentamos y superamos. Está comprobado que los optimistas viven más años y de mejor manera que los pesimistas, luego que los primeros, en su espera de desenlaces positivos frente a los acontecimientos, no se rinden tan fácilmente frente a un fracaso o una dificultad.

Pero la participación de este momento oportuno, para favorecer la integración y el pensamiento positivo, no solo proviene de la necesidad de generar un cambio de actitud como país (el que generalmente se reconoce más por sus tonalidades grises que coloridas), sino también como una manera de fomentar la generación de energía renovadora a través de la participación activa y pasiva del deporte futbolero. Es sabido que la realización de un deporte genera “Endorfinas” que son pequeñas proteínas que son estimuladas por la hipófisis en nuestro cerebro y que contribuyen al alivio del dolor, sensación de bienestar y disminución de la ansiedad. Estos efectos, que sentirán los jugadores que nos representan, también son experimentados a través de otras actividades como el baile y la participación de rituales y ceremonias, quizá asimilables a la implicación en actividades lúdicas y energéticas, propias de la barra mundialera. El seguimiento de este deporte durante varias semanas nos recordará la importancia de mantener la mente sana en un cuerpo sano.

Seguramente habrá personas a las que no les resulte tan fácil sumarse a las expresiones colectivas de entusiasmo, especialmente cuando éste significa contar con muchos compatriotas pegados a la televisión o ausentes de casa en los horarios de los partidos, sin embargo está comprobado que a medida que se acrecientan las quejas de las parejas, quienes las reciben tienden a responder desde actitudes defensivas, produciéndose mayor retracción y aislamiento….por lo tanto el llamado sería a sumarse y disfrutar, invitando a la unión y la mentalización positiva, con lo que les aseguro obtendrán mejores resultados.
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