Elección municipal y sus alcances en las presidenciales 2013


Paul Inostroza Baeza
Comunicador Social


Ya hace una semana se inició formalmente la carrera por la renovación de las autoridades municipales. Una elección de esta índole es un buen instrumento para determinar la realidad política local, pero también, para proyectarla a nivel nacional. Las elecciones son la mejor encuesta, qué duda cabe.

Esta elección municipal es la primera votación que incorpora la inscripción automática y voto voluntario, es decir, es una gran oportunidad para mostrar variados liderazgos, pues hay 5 millones de chilenos de nuevos electores con poder suficiente como para alterar el resultado de cualquier comicio.

Sin perjuicio de este relevante aspecto, la realidad indica que esta elección sorprenderá en mejor pie a la Coalición gobernante que al pacto de izquierda, con algunos ligeros tintes de centro, compuesto por la Concertación y el Partido Comunista. Veamos el por qué de ello:

La Coalición de Gobierno se presenta unida. Con la inscripción del pacto el sábado pasado, RN y la UDI dieron una potente señal de unidad y coherencia: el conglomerado oficialista enfrenta en un pacto único las elecciones a alcaldes y concejales, mientras la oposición lo hace de manera separada, expresando confusión política y electoral. Salvo uno que otro descolgado, la Coalición muestra en este aspecto estar mejor que la oposición.

La Alianza desde el 2008, a nivel país, ha venido aumentado sus votos en elección de Alcaldes superando a la Concertación. A la Coalición le bastaría mantener su cifra del 2008 para considerarse exitosa. La Concertación, en cambio, no puede darse el lujo de mantener su votación. Si quiere demostrar una posibilidad de suceder a Sebastián Piñera el 2013, requiere ganar en alcaldes. Sacar un solo voto menos en esta elección sería una calamidad para la oposición.

Las listas separadas a concejales, en la Concertación, generan disputas entre ambos ejes, que influirán en el apoyo de las bases partidarias a los candidatos a alcalde de la oposición.

La inscripción de candidatos a alcalde y concejales del PRO, afines a Marco Enríquez-Ominami, sepulto la aspiración de competir con un solo candidato de oposición para concentrarse en derrotar a la Coalición. Vuelve a sembrarse en la oposición el terror de enfrentar la elección como lo hicieron en la presidencial del 2009.

En Puerto Montt, si la campaña se desarrolla conforme a parámetros normales, y de no mediar algún desequilibrio sorpresivo, de acuerdo a las proyecciones a la fecha, la lucha electoral proporcionaría una victoria a Jaime Brahm en la alcaldía, ya que Gervoy Paredes no ha logrado transmitir la confianza necesaria en el electorado para verlo como un buen sucesor de Rabindranath Quinteros, estancándose su respaldo popular, sin tomar en cuenta la merma en votos que le genera la incipiente candidatura de Raúl Oliva con apoyos desde el propio PS y PPD.

El deterioro del clima interno en la Concertación afecta la plataforma que aspira a consolidar un sector importante del conglomerado, para el aterrizaje de Bachelet como candidata presidencial. La división producida en esta oportunidad parece no tener vuelta atrás, y las posibilidades de que se repliquen los pactos separados para las elecciones parlamentarias del 2013 construyen un escenario predecible.

¿La DC y el PC? Se ha evidenciado una incipiente pero creciente resistencia pública de un gran sector de la DC a apoyar a candidatos del PC, especialmente tras la coyuntura de la muerte del líder opositor cubano Oswaldo Payá. La DC no está dispuesta a ambigüedades frente a los atropellos a los DDHH como las que el PC expone en ese país. Los sustentos valóricos y políticos de la DC no se lo permiten.

Así las cosas, en octubre, finalmente, podremos comprobar fehacientemente, con la mejor de las encuestas, si los chilenos han logrado compenetrarse del mensaje de cambio del oficialismo o, en cambio, si la oposición integrada por la Concertación y el Partido Comunista es quien lidera la sintonía del sentir popular. La mejor encuesta, lejos, es la elección. Y en democracia, la votación popular es el mejor índice de lo que quiere la gente.
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