Carta a los Socialistas

Camilo Escalona M.
Ex Presidente del PS


Hemos arribado a nuestro aniversario número 77 en circunstancias  que ha concluido el período más extenso de participación del Partido Socialista en el gobierno de la nación,  luego de veinte años dirigiendo el país en conjunto con la Concertación de Partidos por la Democracia; no obstante, aproximadamente las dos terceras partes de nuestra existencia hemos sido un partido en la oposición y en una etapa larga y dolorosa la dictadura militar de la derecha nos reprimió cruelmente; intentando suprimirnos de la vida política, social y cultural del país.

Hemos sufrido la proscripción y la hemos derrotado; hemos vivido divisiones dolorosas y las hemos superado; hemos sido testigos de encrucijadas históricas tan formidables como la segunda guerra mundial o el derrumbe del sistema del comunismo autoritario y su reemplazo por una gigantesca oleada del capitalismo salvaje y siempre hemos encontrado un camino para defender los intereses populares y abrir paso al progreso de Chile. A mucha honra hemos sido reconstructores de nuestra Democracia. Lo hemos hecho apelando a lo mejor de nosotros, a la dignidad de hombres y mujeres libres que se hermanan con lealtad para bregar en condiciones difíciles por los más débiles y desposeídos y preservar el respeto y honra de la memoria de nuestros caídos.

Todo ello ha configurado no solo una política socialista, sino que además una cultura que nos distingue, que debemos perfeccionar, renovar permanentemente, enriquecer y actualizar con los nuevos desafíos programáticos y conceptuales que nos permitan vigencia nacional y una acción partidaria eficaz.

Desde la derecha quieren lo contrario: comprimir el socialismo chileno a la atmósfera neurótica de las recriminaciones mutuas y ajustes de cuentas; a una retórica falsamente autocrítica que genere derrotismo; a hechos comunicacionales de mera política espectáculo. Tenemos una responsabilidad histórica, revalidar la acción política. Dar continuidad a la lucha de quienes nos precedieron; de Salvador Allende, el Pdte. Mártir; de nuestros fundadores; de nuestras direcciones clandestinas, cuyos miembros en su mayor parte son detenidos-desaparecidos por atreverse a enfrentar la dictadura y la lucha por la recuperación de la libertad y la democracia.

Ellos lo entregaron todo por nosotros.  Al momento de ser apresados por la dictadura sabían el designio criminal que sobre ellos se cernía; pero prefirieron el sacrificio a la rendición.  Fue la mayor muestra de lealtad hacia el socialismo.  No someterse a las fuerzas asesinas.  Dejar un surco imborrable para el futuro.

Su lealtad y heroicidad proviene desde los primeros siglos de la historia humana.  Desde que los esclavos comenzaron a hablarse y luego a reunirse para apoyarse y protegerse entre sí, la exigencia de lealtad era condición inequívoca.  Los poderosos tenían sus guardias pretorianas, los humillados y expoliados sólo su apoyo mutuo.  De manera que la lealtad socialista es parte del patrimonio cultural que surge de un legado universal.  Es hora de reivindicarla como una cuestión esencial.  Desde los medios de comunicación se nos ofrece a cada hora y en todo momento denostar al compañero y ensuciar a los aliados con la entrega a cambio de generosos espacios de figuración individual.  No caigamos en la trampa.  Reafirmemos la lealtad socialista.

Somos una fuerza política de oposición democrática cuyos compromisos populares y nacionales le exigen actuar con tenacidad, sistemáticamente; en materia de línea política no puede haber confusión ni ambigüedad sino que una voluntad de defender a los más humildes que nos distinga  ante el país.

Así lo hicimos en los gobiernos de la Concertación y nos caracterizamos por la firmeza para consolidar la Democracia que habíamos recuperado y, en los últimos años, fuimos un pilar esencial del apoyo en que se sostuvo el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, a pesar de ciertas incomprensiones internas que la misma marcha de su gobierno dejó atrás. Es parte de ese esfuerzo el sistema de protección social que protege a millones de personas, aunque la derecha esté hoy en el gobierno. La sociedad espera que seamos capaces de defender lo conquistado y no volver a cero sin que nadie sea capaz de impedirlo. Esa es la tarea.

Debemos tener coherencia y tesón para configurar una oposición consistente al gobierno de la derecha; para rechazar sus permanentes intenciones privatizadoras que cínicamente mantuvo ocultas durante la campaña electoral; para evitar que reduzca y achique el Estado en lugar de fortalecerlo y ampliarlo como exige la reconstrucción nacional después del terremoto y tsunami. La columna vertebral de ese esfuerzo prosigue siendo la Concertación; no ha surgido ningún referente capaz de cumplir con la responsabilidad nacional que a ella  corresponde. Cualquier intento de destruirla no hará sino que eternizar la derecha en el poder. Sin embargo, evidentemente, la situación exige ir más allá de la Concertación y unir a todos quienes aspiren a ensanchar las políticas de equidad y protección social y a profundizar las libertades y derechos de las fuerzas sociales fundamentales del país. De nosotros depende derrotar la colusión entre política y negocios, la mercantilización de la solidaridad y la soberbia patronal.

El futuro de la democracia chilena, así lo exige.

Puerto Montt, abril 19 del 2010
Seo Services