Comunicado en Rechazo al Reconocimiento del Pueblo Huilliche o Veliche como un pueblo distinto del pueblos reconocidos en la Ley Indígena 19.253


A : Estimados Parlamentarios y Parlamentarias de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República de Chile.

Con Ocasión de la tramitación del Proyecto de Ley que pretende balcanizar al Pueblo Mapuche, escindiendo el territorio de la Futawillimapu de éste, so pretexto de poseer una Cultura, idioma e historia, diametralmente, diferentes, al punto de dar cabida a ideas erradas, tergiversadas, maliciosamente, en función de intereses que desconocemos, carentes de fundamento histórico, ofenden el legado de nuestros antepasados, pervierten la memoria, borran las huellas del largo y centenario camino, recorrido por nuestros recordados caciques, hermanos y hermanas, en defensa de sus territorios, sus derechos y su cosmovisión.

1. En la relación entre la República de Chile y la Nación Originaria Mapuche Huilliche, son importantes considerar Los Tratados de Paz firmados entre éstos, en su calidad de naciones: El tratado firmado el 7 de enero de 1825, en el Campo ceremonial de Tapihue, conocido con éste nombre, el cual establecía, originalmente, el respeto del Estado Chileno por la jurisdicción Mapuche en las Cuatro Butalmapu, que incluye a Butawillimapu, en consecuencia a Chiloé; El tratado de Tantauco, del 19 de Enero de 1826, por el cual se anexionó Chiloé a territorio Chileno, en su art. 6 protege las tierras y bienes indígenas, y el Tratado de las canoas de 1793, entre Españoles y Caciques Huilliches, refrendado por una ley de 1827, que otorgaba el Titulo a comisario a los títulos de Merced.

Es importante también tener en cuenta la institución del Comisario de naciones, nacida en tiempos de la colonia, que posterior a la independencia, mantuvo el Estado de Chile, con el objeto de proteger los acuerdos, las tierras y respeto a jurisdicción indígena en los ámbitos de las tierras, Cultura y tradiciones, en el cual se transformaron también a títulos de comisario, aquellos títulos de merced otorgados en la colonia, esta institución continuó también con la tradición de los Parlamentos de Paz.

Los Juzgados de indios, instituidos por el estado Chileno, de Pitrufquen y Valdivia, que atendían causas de Bio bío a Chiloé, frente a legislaciones que legitimaron la usurpación de tierras indígenas declarándolas fiscales como la Ley de propiedad Austral, las posteriores oficinas de asuntos indígenas, surgidas en el transcurso de 1900, no fueron fruto de la casualidad, sino de un arduo y tenaz esfuerzo de caciques, dirigentes, peñi y lamngen, que en los tiempos más difíciles, a costa de mucho sacrificio, y de trabajo en conjunto de los distintos territorios, fueron ganando espacio en la institucionalidad de Estado, para hacer respetar sus legítimos derechos, a través de distintas organizaciones, como las federaciones de indios, las uniones, los Concejos generales, etc. Del liderazgo de figuras emblemáticas, como Manuel Aburto Panguilef, Venancio Coñuepan, José Loncochino, de los caciques José del Tránsito Neipan y Anselmo Epuyao(Quien recordaba la lucha contra la invasión del imperio Inca en la Batalla del Maulí), y por supuesto, nuestro recordado poeta cacique Jose Santos Lincomán, José Huenteo, Abelardo Chiguay, quienes más tarde configurarían el Consejo general de caciques, para la protección de su tierra y su cultura.

En todos y cada uno de estos momentos, que abarcan más de 200 años, jamás se habló de pueblos distintos de la Nación originaria Mapuche, quienes alguna vez han leído los escritos de José Santos, fundador del movimiento indígena contemporáneo en Chiloé, darán cuenta de ello, del espíritu de unidad como pueblo, un espíritu que no suprime las diferencias, que, por cosmovisión, es intrínseco, a esa UNIDAD. Se puede decir mucho más, pero por ahora sólo quería hacer presente algo de historia.

2. Quien pretenda desconocer los lazos que unen a los cuatro territorios o Butalmapu, que comprenden el Pueblo Mapuche, desde su origen más remoto, desde Cai cai y Ten ten (Pu Winkul/Cerros), se niega a sí mismo, niega el presente y la realidad que lo rodea, en donde dicha interacción de siglos se expresa, colectiva y ampliamente, en la cerámica y la hachas de piedra, en los campos de Chiloé, las hachas de piedra, en la textilería (kelwo), en el idioma presente en la toponimia de los sectores (Lafquenmapu, Carelmapu, Calbuco, Vilupulli, Butalcura, Curahue, etc), en la denominación de los ríos y lagos(Natri, Futaleufú), en la medicina tradicional (Componedores de huesos, machi y parteras), en la gastronomía, en la organización social (Minga o Mingako), en la configuración de los apellidos (donde se reflejan los linajes originarios Mapuche: Cheuque, Nahuel, mañque…), en la denominación de los dueños o Ngen(Camahueto, Piuchen, Millalobo), en los protocolos sociales(Pentukun, presentación),en la denominación de aves, de los animales terrestres y marinos(Cahuel), árboles, plantas, mariscos, y hasta las semillas(poñi)

3. Alguno de argumentos, de quienes promueven este proyecto, siempre basados en su ignorancia, niegan y estigmatizan cualquier tradición relacionada con quienes denominan, Mapuche del Norte, como el Nguillatún, entre otras. Desconocen que en 1938 Juan de Dios Cheuquian de la Federación de indios de la Futahuillimapu(Osorno), adherida a la Federación Araucana(Temuco), solicitó autorización para realizar un Guillatún en Compu y Chadmo, y fue él quien formó a una de las primeras Maestras de Paz de la Isla. Desconocen de la participación de los caciques de Chiloé en los sucesivos Congresos de conmemoración del tratados de las canoas, y de muchas instancias en las cuales, lucharon codo a codo con sus hermanos de los otros territorios, para defender sus tierras de la injusticia y la usurpación, de exigir la enseñanza de la lengua, ya sea, Mapudungun y Chezungun en las Escuelas, de las becas indígenas otorgadas a estudiantes indígenas en Chiloé a partir de los años 70 y muchos de los que llaman beneficios, de los cuales hoy usufructúan, disfrutando de los resultados, y borrando con el codo el largo proceso que llevó a ellos, como es el caso de la Ley Indígena 19.253 y la ratificación del Covenio 169 de la OIT, que no es más que una compilación de un trabajo que arrastra siglos y varias generaciones en alianza.

4. Hay que señalar también, que este proyecto de reconocimiento, ya ha sido rechazado en dos ocasiones anteriores, que surgió en conjunto con el denominado Consejo Mayor, tan sólo hace unos años. La primera vez que se presentó para su aprobación, fue en el contexto de la Pandemia, presentado por el parlamentario Moreira, basado en el mismo informe que hoy invoca, en esa ocasión para reconocer al pueblo Veliche, aunque dicho informe no concluye tal cosa, en esa ocasión el proyecto de ley se pretendía aprobar, en desconocimiento total de las demás comunidades de la Isla, que en ese momento se encontraba en fase uno de la cuarentena, con toque de queda y resguardo de los militares, que impedían con el derechos de reunión, sin posibilidad de consulta previa e informada, por tanto y a juicio de un grupo de comunidades de Chonchi, era de Mala fe, razón por la cual nos vimos forzados a denunciar, públicamente, este hecho, tomándonos de manera pacífica las oficinas de CONADI en Castro, de las cuales fuimos desalojados y detenidos, por la fuerza por un gran contingente policial.

La Segunda vez que se presentó este proyecto fue durante el primer proceso constituyente donde dicho reconocimiento fue llevado a la Comisión Política, donde de los 25 convencionales que conformaban dicha comisión, todos votaron en contra, debido a la falta de fundamento de esta propuesta pretendiendo obviar los procesos de consulta e imponiendo un estatus de manera unilateral a un territorio.

Por cuanto, esta es la tercera vez que dicho proyecto se ingresa, por el mismo grupo y el mismo parlamentario, basándose en el Convenio 169,

5. Queremos a la vez denunciar, públicamente, a este grupo denominado Consejo Mayor, quienes han tergiversado y estigmatizado, sistemáticamente, el idioma, las instituciones, las tradiciones y la historia del Pueblo Mapuche Williche, de establecidos en la Ley 19.253, muchas veces con el beneplácito de las autoridades de nivel Comunal y del Estado, y pese a lo descabellado de situaciones que rayan en lo absurdo, cuyos símbolos o banderas, hacen alusión a su supuesta descendencia de los Incas, y a los banderas utilizadas por los realistas en la reconquista española, o que inventan palabras para generar un idioma nuevo, como las fichas entregadas por dicho grupo a las estudiantes de Educación Parvularia de la Universidad de los Lagos en Castro, en los cuales aparte de mostrar los emblemas Huilliche, como la bandera inca y el escudo realista, enseñaban que en su lengua Gato, se decía “Michi”, y Ganzo, “Ganzú”, con el fin de desmarcarse de los Grafemas en que se escriben el Mapudugun y Chedungun. Lo más preocupante es que en muchos escuelas de Chiloé, y especialmente, en Castro, educadores tradicionales provenientes de este grupo imparten clases en el área de lengua indígena, promoviendo un sentimiento de estigmatización del Pueblo Mapuche, e ignorancia en nuestros niños y niñas, y pese a ser denunciados, el estado o los gobiernos locales no han tomado ninguna acción definitiva.

6. Para concluir, queremos, de corazón, pedir a vuestra Comisión abordar este proyecto con seriedad y el fundamento que requiere la formulación de una ley, lo cual no nos cabe la más mínima duda, es también el anhelo de las senadoras y senadores, que componen la comisión de Derechos Humanos de senado de la republica.
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