Estudiar o no estudiar ¡Esa es la cuestión!

Guillermo Tobar Loyola

Guillermo Tobar Loyola
Académico Instituto de Filosofía
Universidad San Sebastián sede De la Patagonia.

Esta es una época del año en la que numerosos jóvenes se ven asaltados por una pregunta esencial para su existencia humana: ¿Qué estudiar? En ocasiones los adultos pensamos que lo natural es que cada estudiante entre 16 y 20 años deba tener totalmente resuelto ese dilema, como si se tratase de escoger el color de una camisa o la talla de un vestido para asistir a una ceremonia solemne.

Lejos de ser una decisión arbitraria, caprichosa o antojadiza, la elección de una carrera universitaria o técnica, se trata de una tarea especialmente compleja que puede alterar el sueño y llenar de grillos malignos las expectativas estudiantiles.

Se entiende esta posibilidad en cuanto compromete no sólo la decisión actual del joven sino también la vida futura del adulto. No se trata de jugar a los dados ni de consultar las cartas. No hay juego ni amuleto que sustituya la responsabilidad de elegir en el presente lo que se quiere ser en el futuro. En este sentido, podríamos decir que el personaje de Hamlet en la obra de William Shakespeare, experimentó una situación similar a la de nuestros jóvenes estudiantes al afirmar ¡Ser o no ser!

Ellos, al igual que Hamlet, están frente a la decisión no sólo de qué hacer, sino fundamentalmente de qué ser. La primera frase de este soliloquio “ser o no ser, esa es la cuestión” manifiesta el sentir humano frente a las tensiones propias de la vida, particularmente aquellas en las que se enfrenta el deseo (la voluntad) y la realidad del mundo tal cual es. A todas luces el conflicto interior de Hamlet no es muy distinto al de nuestros jóvenes que deben elegir una carrera universitaria. Las dudas que asaltan a ambos son reales y no se deben minusvalorar, pero, en ningún caso son inamovibles o perpetuas, por el contrario, la incertidumbre es sólo una parte del camino para llegar a la respuesta.

Elegir una carrera y eventualmente elegir una Casa de Estudios, en realidad es uno de esos momentos en la existencia humana en los que nadie más que tú puede y debe elegir. La libertad, por consiguiente, se presenta aquí como un requisito sustancial para elegir bien. Pero, creer que se es libre cuando “libremente” se permite que otra persona elija por ti, eso es no sopesar el verdadero sentido de la libertad, que independiente de cómo se use o de qué se elija jamás deja de exigir responsabilidad. En este sentido cuando un estudiante elige en libertad, independiente la carrera y el tiempo que lo atormentó la duda, estamos frente a un estudiante que ya no cuestiona “ser o no ser”, sino más bien nos hallamos frente a una persona optimista que busca cómo perfeccionar, de aquí en adelante, su “ser”.

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