Ballena Azul: el peligro de las redes sociales sin control parental


por Carmen Birke
Secretaria de Estudios de Psicología
Universidad San Sebastián Sede De la Patagonia


Los últimos días ha comenzado a circular en redes sociales y en distintos medios de comunicación una serie de noticias respecto al peligroso y autodestructivo juego de la ballena azul.

Se trata de un mal llamado juego que se envía por redes como Facebook, Twitter, Youtube, Instagram, entre otras. Va presentando desafíos a través de 50 etapas en 50 días, donde se insta a los usuarios -en general preadolescentes- a realizarse laceraciones en el cuerpo, habitualmente en los brazos, formando la figura de una ballena azul, o los estimula a no dormir, o ver videos de terror, o a enviarlos, lo que culminaría en la etapa 50 con el suicidio lanzándose desde un balcón o un lugar alto. También se reportan amenazas de causar daño a familiares.

En esta situación se han involucrado las Brigadas de Delitos Informáticos, ya que incitan al daño a otros, e incluso a la muerte. El juego circula en distintos países e idiomas y se han reportados muertes que pueden estar vinculadas a la participación en estos grupos que han sido denominados “grupos de la muerte”. En Chile, ya se recibió la primera denuncia, por lo que es un tema que no es ajeno a nuestra sociedad, y debemos tomar los resguardos necesarios como familia y como sociedad, para prevenir situaciones lamentables.

En cuanto a las causas del involucramiento de jóvenes, podemos señalar que ellos se encuentran en una etapa de cambios, donde son especialmente vulnerables por su tendencia a la búsqueda de experiencias nuevas, así como a la necesidad de pertenencia a un grupo, de tener un status dentro de un éste que les dé una identidad. Niños y jóvenes con carencias, con conflictos familiares o personales, así como aquellos muy impulsivos que no dimensionan las consecuencias de su actuar, son especialmente vulnerables a verse involucrados en este “juego”.

Debemos preocuparnos cuando los niños experimentan cambios, cuando se ponen más ensimismados, cuando se encierran mucho en su pieza (lo que en cierto grado es normal en la adolescencia, pero no debe ser con llave), cuando aparecen haciendo cosas ocultas, o están muy decaídos. Cualquier cambio experimentado, que provoque una evolución negativa, debe ser motivo de alerta, aunque no signifique necesariamente que están involucrados en este juego.

Para abordar el tema de este “juego”, más allá de alarmarse, es necesario hablarlo directamente con los hijos. No es recomendable ser enjuiciador, sino que explorar qué sabe del tema, qué opina, cómo ha obtenido la información, y de este modo hacerle ver los efectos negativos que ello genera.

También es necesario ofrecerle oportunidades de satisfacer las necesidades que los conducen a involucrarse en esto, de otro modo. La idea es fomentar una comunicación cercana, empática y afectuosa con los hijos, de modo tal de lograr una relación de confianza con ellos, y desde allí, poder darles la orientación necesaria.

Dentro de los aspectos formativos, también es necesario orientar respeto a la calidad de lo que aparece e internet. Si bien hay material valioso, también existen sitios dañinos que no debiesen estar al alcance de ellos. En esto el control parental es fundamental, supervisando especialmente en los niños, el uso y tiempo de los medios audiovisuales.
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