- El puente como mega obra es una imagen extraoridaria para el Ministerio de Obras Públicas, asegura el académico del plantel estatal, “pero eso hay que dejarlo de lado y mirar las necesidades de las regiones”.
Para el subdirector adjunto de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Santiago, Rodrigo Martin, la construcción del puente no tiene que ver con el desarrollo para la zona, sino más bien con un “aprovechamiento político de parte del Ejecutivo. Estamos en un momento de encuestas muy bajas para el gobierno y tienen que anunciar obras que tengan impacto en la ciudadanía, tratar de generar la idea que se están haciendo megaobras”.
“En términos económicos, hacer el puente hoy es menos factible de lo que era antes”, plantea el arquitecto de la estatal, debido a los elevados precios del acero y el cemento en el mercado internacional. Para rebajar los costos, el MOP ha planteado la idea de reducir el tamaño del puente, entre lo que se incluye reducir su espesor y el ancho, ya que “si es de tres pistas en el fondo abarata el costo del proyecto”.
Uno de los temas pendientes es saber cuál será el costo que tendrá para los chilotes utilizar el puente, ya que la obra debería presentar un precio más bajo que lo que actualmente cuesta cruzar el canal en ferry, “una tarifa que permita financiar el costo de la obra, un costo que hasta ahora es tremendamente elevado”, señala el arquitecto.
Según los anuncios del gobierno, para que el puente sea viable se considera que diariamente tendrían que cruzar cuatro mil vehículos, sin embargo, en la actualidad los ferrys transportan dos mil. “En estos momentos con el flujo que hay no se justifica económicamente el proyecto, porque no tiene una viabilidad económica real”, puntualiza el subdirector de Arquitectura de la Universidad de Santiago.
Para Rodrigo Martin, se tienen que contrastar las opiniones que vienen desde afuera de la región con las necesidades reales que la gente tiene en la zona. Para ejemplificar, el docente pone en el tapete el caso del Mall de Castro, que generó una crítica generalizada tanto en las redes sociales como en la opinión pública, sin embargo “la gente estaba de acuerdo con tener este centro comercial porque les entregaba nuevos equipamientos como: comercio, cines y tiendas, que hasta el momento no tenían”.
El arquitecto destaca que debe haber una opinión de las personas de Chiloé que pueda poner en la balanza los impactos sociales reales que tendría una obra de “esta magnitud, no solamente el factor monetario”, comentó el arquitecto.
Según Rodrigo Martín lo primero que se debe hacer es “escuchar a las comunidades locales, ya que la mayoría de los problemas sociales que tenemos en la actualidad como en Aysén y Freirina, pasa simplemente por no se escuchó a las personas de la zona”.
En este sentido, el arquitecto llama a considerar que el puente como megaobra es una imagen extraoridaria para el Ministerio de Obras Públicas, “pero eso hay que dejarlo de lado y mirar las necesidades de las regiones; Chile es un país que está sobre centralizado tenemos que tomar conciencia y a partir de eso tomar las determinaciones”.
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