Vida del desaparecido funcionario, estuvo marcada la gestión cultural en diversos ámbitos, por el compromiso con las reivindicaciones del mundo mapuche y social de Alerce.
Han transcurrido más de dos semanas desde el fatídico viernes 2 de febrero. Una madrugada trágica que cobró, por atropello, la vida del dirigente social y funcionario de la Delegación Municipal de Alerce, Adán Marileo Ruiz. Su muerte consternó a la comunidad, al municipio y al mundo de la cultura de la ciudad. Su legado motivó a una serie de organizaciones para realizar un evento artístico, en su memoria, el sábado 17 de febrero en el Parque Santuario de los Alerces en Colonia La Quemada.
Marileo desplegó una extensa trayectoria que comenzó en el teatro social. En la década de 1990 integró grupos que representaban obras en Puerto Montt y Osorno. Simultáneamente, comenzó su derrotero como relator deportivo y como gestor cultural. Sin embargo, el quehacer público lo convocó como candidato a concejal en 2005 y 2012.
Como vecino estuvo atento a las demandas de la localidad de Alerce Histórico. 1998 lo encontró en plena lucha para asfaltar la ruta que unía Alerce con Puerto Varas. También se sumó a las protestas por el alza de pasajes entre 1999 y 2000.
Elías Imío, dirigente social quien conoció de cerca sus diversas actividades, señala que Marileo Ruiz fue un ciudadano que, en estricto rigor, se alzó contra el estado de abandono de un importante territorio que en 2005 pasó a formar parte de Puerto Montt. “Él siempre tuvo una profunda sensibilidad por lo social. Por transformar la situación de jóvenes, niños y adultos. Además, siempre manifestó su afecto por los adultos mayores. Los saludaba y visitaba para tomarse un té o un café con ellos”, recordó.
El Bus de la Cultura
En tanto, el delegado municipal Jaime Mendoza, lo describió como un “obrero de la cultura”. Esa labor se hizo evidente en la concreción de iniciativas, profundamente simbólicas para Alerce, como cambiar, mediante la recolección de firmas, los nombres de dos sus principales arterias denominándolas Violeta Parra y Víctor Jara. La adquisición de un carro bomba para el Cuerpo de Bomberos y el "Bus de la Cultura" –con el que llevó a niños de Alerce al Teatro Diego Rivera– fue otro hito que marcó su labor.
Trabajó, codo a codo, con los artesanos y escultores inaugurando muestras de sus trabajos en distintos lugares de la comuna. Se suma el emplazamiento de la estatua indígena en la Plaza Wipala Lawal.
Sin duda alguna, la desaparición de Adán Marileo se traduce como una gran vacío en el ámbito cultural y sobre todo en el mundo social que, desde una nutrida participación, activó para consumar, en una incansable labor, el desarrollo de Alerce junto a Puerto Montt.