Desde su formulación, la reforma laboral ha evidenciado dos graves debilidades: se basa en un diagnóstico errado –que desconoce la realidad de los distintos sectores productivos y reduce la relación entre empleadores y trabajadores sólo al conflicto– y no considera su impacto en el crecimiento económico, suponiendo erróneamente que la sostenibilidad de las empresas es una condición que no se ve afectada por modificaciones al marco regulatorio.
Lamentablemente, nada de esto ha cambiado durante su tramitación legislativa. Por el contrario, sigue favoreciendo un desequilibrio de poderes al interior de las empresas, limitando los derechos de los empleadores y también de los trabajadores, en especial su libertad de sindicalización.
Chile necesita una reforma laboral. Pero no esta reforma, sino una que junto con proteger los derechos de los trabajadores, amplíe el mercado del trabajo, como herramienta básica para la superación de la pobreza, y facilite la incorporación al mundo laboral de adultos mayores, mujeres y jóvenes.
Puede que sea tarde, pero apelamos a la responsabilidad de nuestros legisladores para que finalmente el país cuente con una legislación laboral moderna, equilibrada y que apoye el crecimiento económico, condición necesaria para el desarrollo de las personas y del país.
Jorge Mas Figueroa
Presidente
Cámara Chilena de la Construcción
Santiago, 11 de marzo de 2016