Al servicio del desarrollo productivo del país
- El próximo martes 29 la Corporación de Fomento de la Producción celebrará 75 años. Fundada en 1939 durante el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, con el fin de impulsar la actividad productiva nacional, cumple un nuevo aniversario enfocada en mejorar la competitividad, impulsar la innovación y mejorar la calidad de los emprendimientos en el país.
Con gran compromiso y alegría, y al igual que en el resto del país, Corfo Los Lagos se prepara para cumplir un nuevo año de vida. La entidad de fomento, dirigida a nivel regional por Adolfo Alvial Muñoz, vive con entusiasmo el aniversario número 75, un hito más en una historia que comenzó cuando Chile vivía difíciles momentos. La puesta en marcha de la Corfo en abril de 1939, proceso de larga discusión que se vio acelerado por el terremoto de Chillán en enero de ese año, permitió poner en marcha la industrialización de Chile, con el consiguiente desarrollo económico futuro. Gracias a la decisión del gobierno de Pedro Aguirre Cerda, se crearon importantes empresas estatales como la Empresa Nacional de Electricidad (Endesa), la Empresa Nacional del Petróleo (Enap), la Compañía de Aceros del Pacífico (Cap) y la Industria Azucarera Nacional (Iansa), entre otras que impulsaron crecimiento de la economía chilena.
A través de planes especiales de desarrollo, que implicaron una activa política de créditos y aportes de capital e intervenciones directas, Corfo dio un fuerte impulso a actividades como la minería, la electrificación del territorio nacional, la agricultura -mediante la importación de equipos mecanizados y desarrollo de nuevos cultivos-, el comercio y transporte y la industria, favoreciendo el desarrollo de numerosas empresas como Laboratorio Chile, Pesquera Arauco, Industria Nacional de Neumáticos (Insa) y Manufacturas de Cobre (Madeco), por nombrar sólo algunas.
A esta labor sumó, en los años ‘50, la realización de estudios económicos que permitieron conocer por primera vez el Ingreso Nacional y el Producto Nacional Bruto del país. En la década de 1960, siguiendo con su tarea de incentivo productivo, Corfo impulsó un gran plan de inversiones básicas, que contempló la creación de empresas como la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel) y Televisión Nacional de Chile; el apoyo financiero a otras empresas; y la investigación y asistencia técnica a la industria en general, a través de la creación del Servicio de Cooperación Técnica (Sercotec) y el Instituto Nacional de Capacitación (Inacap), así como de organismos de investigación como el Instituto de Fomento Pesquero (Ifop).
A comienzos de la década de 1970, la transformación de la estructura productiva, planteada por el gobierno de la Unidad Popular, encontró en Corfo una herramienta efectiva para la realización de una amplia política de estatización de empresas de las más diversas áreas. A fines de 1973, la corporación tenía a su cargo más de 500 unidades productivas a lo largo de Chile.
El gobierno militar dio un giro totalmente opuesto a la tarea de Corfo, ya que inició una política de privatización que devolvió gran número de empresas a sus antiguos dueños y culminó con el traspaso al sector privado de importantes empresas públicas como Endesa y Entel, entre otras.
Regreso a la democracia
Sanear el déficit financiero que implicó el proceso privatizador y la existencia de una cartera de créditos de alta morosidad, constituyó una de las principales tareas de la institución al momento de retornar el país a la democracia. La cartera crediticia se licitó a los bancos y se sustituyó el otorgamiento directo de préstamos por la intermediación financiera; esquema mediante el cual los recursos eran entregados al sistema financiero privado para su colocación en las empresas.
Lo anterior también implicó revisar la labor de Corfo y definir los programas y acciones mediante los cuales continuaría fomentando el desarrollo productivo. Fue así como se definió que la Corporación debía potenciar la investigación y el desarrollo tecnológico con impacto económico y de amplia repercusión en los diversos sectores productivos; promover la asociatividad empresarial, especialmente de las empresas medianas y pequeñas, de manera que colaboren para competir mejor; facilitar la modernización de la gestión de las empresas privadas para aumentar su competitividad en los diferentes mercados; facilitar el acceso al financiamiento y a nuevos instrumentos financieros a las empresas nuevas, exportadoras y de menor escala y contribuir al desarrollo equilibrado de las distintas regiones del país, estimulando la inversión privada, particularmente en aquellas zonas que han ido quedando rezagadas del proceso de crecimiento, mediante programas especialmente diseñados de acuerdo a las condiciones locales.
En coherencia con este nuevo enfoque, surgió la necesidad de restar a la institución su histórica tarea de administración de las empresas públicas y en 1997 esta labor pasó a manos del Sistema Administrador de Empresas, hoy conocido como SEP.
Innovación y productividad, el nuevo foco
El nuevo milenio llegó a Chile con repercusiones económicas provocadas por la crisis asiática de 1998. Las empresas de menor tamaño se transformaron en el foco de Corfo para responder a su necesidad de modernizarse e incorporar competencias para enfrentar los desafíos planteados por el nuevo mundo globalizado al que el país entraba de la mano de los tratados de libre comercio.
La consolidación de su rol en el fomento productivo, posibilitó a Corfo expandir su ámbito de apoyo y promoción. Primero su acción se concentró en elevar la competitividad individual de las empresas; luego, de las cadenas productivas y más tarde la del entorno empresarial, en el entendido que todos forman redes que se influyen entre sí.
En esta visión global, para que Chile continúe su desarrollo económico no basta con mejorar la competitividad de las empresas existentes y su entorno. De igual forma, hay que preocuparse de materializar nuevas empresas e inversiones.
Para eso, Corfo dispuso iniciativas tendientes a atraer a Chile inversión extranjera, especialmente de empresas insertas en redes productivas internacionales de alta competitividad, como las dedicadas a las tecnologías de información. Al mismo tiempo, trabajó por captar inversiones que se localizaran en las distintas regiones del país, de modo de alcanzar un crecimiento equilibrado también en el nivel territorial.
La mayoría de las acciones, instrumentos y programas, se centran en apoyar a la pyme, grupos de empresas y cadenas de producción. También nacieron experimentalmente los apoyos enfocados a la microempresa y emprendedores, se promovió el surgimiento de nuevos negocios, la innovación en las empresas, las inversiones y el apoyo al emprendimiento innovador.
Entre los años 2006 -2010, este trabajo de apoyo a la Pyme se realizó a través de cuatro gerencias: Fomento, Intermediación Financiera, InnovaChile (Innovación) e Inversión y Desarrollo, las cuales se cruzaron transversalmente con una política de clusters productivos, que implicaba enfocar el trabajo en potenciar sectores productivos específicos de alto potencial.
Durante los años 2010 al 2014, se redefine nuevamente el perfil de la Corfo y su ámbito de acción. En esta etapa, se buscó fortalecerla como agencia orientada a facilitar e impulsar el emprendimiento y la innovación, y a apoyar mejoramientos en la competitividad de las empresas de menor tamaño: micro, pequeñas y medianas.
A través de los años, y con positivos resultados, Corfo ha mantenido su tarea esencial como motor del desarrollo de Chile. En los primeros años implicó industrializar, con un impacto en el desarrollo económico nacional ampliamente reconocido. En el nuevo milenio significa que Chile logre ser más competitivo como país, para que sus hombres y mujeres tengan mejores empleos, así como un entorno propicio para que sus ideas creadoras puedan materializarse y convertirse en fuente de riqueza y bienestar.