- Expertos nacionales e internacionales analizaron la aplicación de la herramienta AMBI en el monitoreo de centros de cultivos de salmones, en taller de transferencia en el marco de proyecto Innova Corfo, dirigido por MSc. Sandra Marín.
Representantes de los diversos sectores de la industria del salmón participaron en el taller “Aplicación del Indicador Biótico Marino, AMBI, en el monitoreo del descanso de centros de cultivo de salmónidos y su implicancia en la normativa nacional”, desarrollado en el marco del proyecto INNOVA CORFO 05CT6PPT-21 “Herramienta para la gestión del proceso alimentario de salmónidos conducente al mejoramiento del factor de conversión biológica, calidad del producto final y sustentabilidad ambiental”, dirigido por MSc. Sandra Marín, académica de la Universidad Austral de Chile e investigador asociado del Centro de Investigación y Desarrollo CIEN Austral, iniciativa que cuenta con el apoyo de Intesal, Marine Harvest, Trusal y Cetecsal, Biomar y Skretting.
El taller contó con la participación del experto español Dr. Ángel Borja, en representación del Centro Tecnológico del Mar y los Alimentos, Azti Tecnalia, del País Vasco; MSc. Sandra Marín directora del proyecto; y Flor Uribe y Cristian Acevedo en representación de la Subsecretaría de Pesca.
Experiencia AMBI
“Desarrollamos una herramienta que permitiera a las empresas y el estado conocer la situación real del medio ambiente, es decir, qué tan bueno o mal estaba en condiciones de cultivo de diversas especies en las costas y estuarios de España, pero de una forma sencilla que les permitiera interpretar los datos fácilmente” indicó el Dr. Ángel Borja, líder del equipo creador del AMBI.
La metodología AMBI, para el monitoreo ambiental en costas y estuarios permite controlar los impactos que la industria del salmón en jaulas produce en el medio acuático, a partir de la cual se pueden identificar “concentraciones de contaminantes que empiezan a estar por encima de los valores que se considera producen daños en el medio ambiente y la salud de los ecosistemas, iniciando la degradación del medio”, señaló el Dr. Borja.
“El proceso de implementación de estas herramientas es lento; esto lo publicamos en el año 2000 y, a partir de 2003, empezó a tener cierto eco y, recién desde 2007, muchos países lo han adoptado como oficial para evaluar el estado ambiental, dentro de las normas europeas de aguas”.
El experto agregó también que esta herramienta “se ha adaptado a muy diferentes regiones biográficas, cuando se han determinado las condiciones de referencia adecuadas”, aludiendo a la implementación de ésta en Europa y otros países del mundo “ya que, creo, sólo Noruega cuenta con una norma ISO de estándar de calidad ambiental”.