Sala Mafalda Mora de la Casa del Arte Diego Rivera
Mundos inventados, lenguaje desquiciante e ilógico y juegos macabros de muerte entre dos ancianas que reflejan el terrible temor a la vejez y sus consecuencias son los condimentos que trae la Compañía Voqui Teatro con la obra “Lombrices” que estará sobre el escenario en la Sala Mafalda Mora de la Casa de Arte Diego Rivera el viernes 15 y sábado 16 de junio a las 20 horas. El valor de la entrada es de $2.500 pesos para público general y de $1.500 pesos para estudiantes y tercera edad.
La obra se presenta en el marco del programa “Vive Teatro” que organiza la Agrupación de Actores y con el apoyo de la Corporación Cultural de Puerto Montt. La venta de las entradas es el mismo día de cada función, a partir de las 19 horas.
TRAMA
La ancianas son Interpretadas por dos actores, Cristián Mancilla y Luis Saravia, quienes gracias a recursos de dramaturgia que no temen ocupar la caricatura, la exageración y lo grotesco, muestran la vida actual y pasada de estas dos personas, ensimismadas en el mundo inventado por ellas.
Es una relación que tiene el amor necesario para que ambas se logren soportarse, pero también un odio apenas disimulado en juegos de asesinatos mutuo y recuerdos de haber compartido al mismo hombre.
Son los argumentos con que se nutre esta obra del dramaturgo argentino Pablo Albarello y dirigida por Rosana Ilabaca. En lo técnico está Cristián Rodríguez.
INCENDIO
Ese mundo ficticio se ve brutalmente enfrentado por la realidad de un incendio que afecta el edificio donde residen las ancianas, quienes continúan desarrollando el mismo juego delirante que termina evadiendo la realidad y se ampara en vidas y mundos irreales que transitan en paralelo a la situación urgente que deben enfrentar.
El tono de comedia cada uno de estos elementos nos hacen reflexionar sobre nuestras propias pequeñeces y egoísmos, mostrándonos un camino oscuro que no debimos elegir y que nos tiene atrapados. Con un texto hilarante el autor nos distancia para que podamos reflexionar desde la risa y el absurdo.
El mejor remedio para enfrentar el temor a la vejez y al destino que a todos nos espera.