Pedro Díaz Polanco
Director de Ciencias Políticas y Gestión Pública
Universidad San Sebastián
A menudo se critica al derecho internacional por no tener la obligatoriedad objetiva que tienen los ordenamientos internos de los Estados, no obstante, la gran mayoría de las unidades estatales siempre ha intentado no vulnerarlo ya que su respeto entrega garantías de estabilidad, sumado a que existen instituciones que juzgan y castigan la responsabilidad por hechos internacionalmente ilícitos que cometen los Estados.
Si bien todos los Estados en algún momento han violado el derecho internacional, la gran mayoría de las violaciones proviene -generalmente– de gobiernos dictatoriales y de aquellas potencias que están en la cima de la estructura de poder del sistema internacional, y que son las que integran el selecto club de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Sin embargo, existe un Estado que no cumple con estas características y que sistemáticamente viola el derecho internacional sin que su actuar le genere graves consecuencias: el Estado de Israel.
Este Estado, creado a la luz de la resolución de la Asamblea General 181 (II), ha violado a lo largo de los años numerosas normas relativas a la protección de los derechos humanos, al derecho internacional humanitario y al derecho internacional. Lo anterior se ejemplifica, entre otros aspectos, en el no acatamiento de resoluciones emanadas desde la Asamblea General e incluso del mismo Consejo de Seguridad, relativas a respetar el derecho a la autodeterminación que tiene el pueblo palestino, la devolución de tierras, la pronta solución al tema de los refugiados, el fin de la construcción de asentamientos, así como la solución a las indignas condiciones en que viven los palestinos en los Territorios Ocupados.