¡Cómo controlamos el cólera?


Dra. Nancy Maulén; PhD
Directora de Bachillerato en Ciencias de la Salud
Coordinadora Departamento de Ciencias Básicas
Universidad San Sebastián


El cólera es una infección intestinal aguda cuyo agente etiológico es el Vibrio cholerae. La bacteria se encuentra en aguas y alimentos contaminados con heces, por ello principalmente se asocia a condiciones de infraestructura precarias y acceso insuficiente al agua potable. Su impacto es aún mayor en poblados que sufren situaciones de emergencia siendo éstos especialmente vulnerables a los brotes de cólera.

El cólera es una enfermedad extremadamente virulenta que puede afectar tanto a niños como a adultos y donde las personas inmuno comprometidas corren mayor riesgo de muerte. La forma más grave del cólera cursa con diarrea acuosa aguda de aparición súbita, la cual puede ser mortal debido a la severa deshidratación que provoca.

Alrededor del 75% de los infectados son asintomáticos, no obstante liberan patógenos en sus heces perpetuando también de esta manera el ciclo infectivo de la bacteria. En cuanto a los casos sintomáticos, el 80% son de intensidad leve o moderada y el 10-20% restante sufre diarrea acuosa grave con signos de deshidratación. En estos casos se aplica un tratamiento normalizado que reduce, en condiciones óptimas, a menos del 1% la tasa de letalidad. Éste consiste en la rehidratación rápida con sales de rehidratación oral (SRO) o líquidos intravenosos, dependiendo de la gravedad del caso; Los pacientes graves también reciben antibióticos.

El acceso al agua potable, el lavado de manos y la correcta manipulación de los alimentos son fundamentales para la prevención y control del cólera, así como también la participación de los medios de comunicación en la campaña de difusión para su control. Por el contrario, el tratamiento profiláctico con antibióticos no se aconseja, ya que aumenta la probabilidad de generar cepas resistentes.

Actualmente, existe una vacuna oral contra el cólera, recomendado por la OMS, y disponible para los turistas mayores de 2 años, la cual se debe administrar en dos dosis consecutivas con un intervalo de 10 a 15 días.

Fuentes: Organización Mundial de la Salud (OMS).
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