- El neurólogo de la U. San Sebastián Juan Eduardo Hernández advierte que el síntoma más frecuente del horario de verano es la falta de concentración. Pero sostiene que es la oportunidad de aprovechar mejor el tiempo libre.
Desde la medianoche del sábado 20 de agosto comienzó el horario de verano. Lo que se traduce como más horas de luz y que este año se aplicará 49 días antes de lo usual para contribuir al ahorro de energía.
Menos horas de descanso, levantarse a oscuras y tener más luz durante el día son sólo algunos de los cambios que se producen con este cambio horario.
Respecto a esto, el neurólogo de la Universidad San Sebastián, Juan Eduardo Hernández explica que es frecuente que niños y adultos presenten problemas de concentración, dolores de cabeza más intensos en personas predispuestas. Pero aclara que el ciclo del sueño no debería verse mayormente alterado para personas con hábitos normales.
Compensación rápida
El especialista indica que en términos fisiológicos el tener una hora menos de sueño implica que las personas tengan menos capacidad de atención, por lo que hay que tener precaución con actividades como manejar, para evitar accidentes o no tener complicaciones con el horario de trabajo.
Pero aclara que la falta de sueño se puede compensar rápidamente. “El cambio de hora ocurre en fin de semana, por lo que uno o dos días son suficientes para acostumbrarse al nuevo régimen”, aclara el doctor Hernández.
Y destaca que los aspectos más positivos de este sistema de horario es que permite que las personas aprovechar mejor su tiempo libre. “Es cierto que tenemos días con más luz pero hay un problema de planificación que las personas no consideran y que es clave para aprovechar este bien escaso”.
Cambios conductuales
El cambio de hora puede afectar la rutina de alimentación de niños, bebés y adultos mayores, los grupos más sensibles a estas modificaciones. Frente a esto, el neurólogo sostiene que si bien puede haber alteraciones en el hipotálamo como cambio en el apetito y ritmo del sueño, “el régimen se acomoda fácilmente con medidas conductuales como acostarse a dormir y no desconcentrarse con otras tareas o acostumbrarse a comer a las horas y evitar los lípidos en la noche”.
A esto agrega, que otra de las dificultades menores que puede provocar el cambio de hora, es no poder conciliar el sueño con días más claros, pero para eso hay múltiples opciones como oscurecer la pieza o crear un ambiente adecuado.
Por otro lado, descarta que la sumatoria de cambio de horario y el aumento de horas de luz, esté vinculado a trastornos del ánimo. “Lo que sucede es que personas que están menos expuestas a la luz y que pasan mucho tiempo en lugares cerrados, no tienen una buena absorción de vitamina D, lo que genera mayores riesgos de depresión”, aclara.