Los relámpagos, truenos, el viento, la lluvia permanente y los cielos cubiertos en esta semana han sido testigos del inicio del viaje de un creador, al encuentro con el supremo hacedor, un viaje misterioso, un viaje que ha dejado una huella profunda, imperecedera en lo material, en lo imaginario, en lo patrimonial y cultural, en la vida de tantas personas, niños, jóvenes, adultos que aprendieron a disfrutar del teatro, de la actuación, de la cultura.
La tierra chilota fue testigo en épocas difíciles del país, de tu empuje, de tu perseverancia para hacer y difundir la cultura en la tierra de los cielos cubiertos.
Puerto Montt, bajo la lluvia y el viento constante, añorara a quien puso esta ciudad en el mapa del teatro nacional e internacional, nuestra ciudad gracias a sus artistas es prestigiada y conocida en el mundo.
Extrañaremos su particular personalidad, su genialidad, su siempre interesantes conversaciones.
En la partida y prolongada ausencia que implica la muerte, algunas instituciones, personas y empresas lamentaran su perdida, pero cuantas veces le fue difícil comprender como, algunos, le dijeron No a la solicitud de apoyo a los Temporales Teatrales, en ellos se manifestó la mezquindad, desconfianza, poca visión y nada de agradecimiento, a tanto que hizo por el arte, los comercios de las ciudades que vieron aumentadas sus arcas con tanta gente y recursos que se mueven en torno al que hacer cultural. A pesar de ello nunca perdía la esperanza, pero conocía muy bien la idiosincrasia de nosotros los chilenos.
Las veredas del entorno del Teatro Diego Rivera y Municipalidad, extrañaran su andar ellas que fueron testigas de tanta gente que hacia filas para ver teatro, tantas generaciones que aprendieron a disfrutarlo.
La tierra y gente del Sur, le recibió, acogió y vio florecer su siembra. Que en esta su ultima función encuentre la paz y el descanso, desde la platea aplaudo tu vida y obra.
Felicitaciones por el Guión y la Dirección “Don Mauricio de la Parra Vial”
Gracias,
Boris R. Subiabre Sotomayor