Desafíos para un parto humanizado en Chile


Natalia Achá Godoy
Académica Carrera de Obstetricia
Universidad San Sebastián Sede De la Patagonia

Según la Real Academia Española, la palabra parto proviene del Latin Partus, cuyo significado se refiere a la acción de parir o a un ser que ha nacido. La palabra personalizar, en tanto, significa dar carácter personal a algo; y humanizar, es hacer humano, familiar u afable a alguien o algo.

Conceptos como los anteriormente expuestos tienden a mezclarse, pero es importante entender que no significan lo mismo. En la práctica, para tener un parto humanizado se requiere realizar una atención personalizada, sin embargo, una atención personalizada no siempre será humanizada, depende mucho de la persona que está brindando la atención.

En nuestro país, tenemos desafíos pendientes respecto a esta temática. Bien es cierto que los indicadores de mortalidad perinatal han mejorado en las últimas tres décadas, debido en gran parte a la profesionalización de la matronería y a la consolidación de políticas públicas que resguardan la salud sexual y reproductiva de las personas.

Mejorar la morbimortalidad tiene hoy un punto de reflexión importante, y es el visibilizar las barreras existentes, calidad requerida y estandarización de procesos dentro de los periodos del preparto, parto y post parto. Si hemos sido capaces de avanzar como país en la mejoría de estos indicadores vitales, podemos también dar un paso adelante en lo que refiere a garantizar un parto humanizado y respetado en nuestro país.

La OMS declara la necesidad de que los países implementen programas de atención de parto adecuados y establezcan los derechos de las mujeres en todo el proceso. Esto significa no sólo crear orientaciones programáticas (que ampliamente existen en nuestro país), sino además un marco normativo específico que garantice el cumplimiento de tales orientaciones, evitando de esa manera dejarlo a la interpretación, la cual puede ser muy diversa.

En particular, las personas gestantes tienen derecho a recibir un trato igual de digno que otras personas, a tener la libertad de solicitar, recibir y transmitir información, a no sufrir discriminación y a obtener el más alto nivel de salud física y mental, incluida la salud sexual y reproductiva.

En el portal de Chile Crece Contigo, que ha sido un programa de protección integral a la infancia muy efectivo, existe la pregunta, “¿Puedo tener un parto respetado en el sistema público?” para lo que se responde; “Lo que existe como una prestación que se puede pedir a los equipos médicos de los hospitales públicos de salud en Chile es la atención personalizada del proceso de nacimiento. Sabemos que hay equipos de salud a lo largo del país implementando y dando opciones cada vez más respetuosas, sin embargo, esto aún depende directamente del equipo médico que te atienda más que del Hospital en sí mismo.”

Para que el respeto y la humanización en la atención en salud, especialmente para las personas cursando embarazo, parto o post parto sea una garantía y deje de depender del “equipo de salud” que sea asignado, es necesario un abordaje estratégico donde el mejoramiento de los servicios de salud y la equidad se aborden como aspectos relevantes e independientes.

La calidad profesional es algo tangible en nuestro país y tenemos ya un largo y exitoso camino recorrido. Sin embargo, en el espíritu de la mejora continua siempre hay aspectos que podemos enriquecer.
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