Educación gratuita: No es cosa de horrorizarse, sino de tomar una decisión sociopolítica

Es la visión del académico y economista de la Universidad de Santiago, Víctor Salas, sobre la posibilidad de que Chile consienta un sistema más igualitario de acceso a la Educación Superior. El experto publicó un artículo académico donde analiza, de manera acuciosa, el Presupuesto de Educación Superior 2012: “…hay mucho arreglo y todo termina siendo sólo leves modificaciones en un presupuesto que va finalmente consolidando recursos para el sector privado de la Educación”.

“El modelo de Chile es casi único en el mundo. En nuestro país el Estado hace poco por sus universidades, a diferencia de Estados Unidos y naciones europeas, que sí las financian. La discusión sociopolítica que se instaló en Chile el año pasado estuvo enmarcada en discutir qué modelo queremos, si se opta por seguir permitiendo el lucro en los procesos educativos, si se elige la gratuidad o se determina cuál es la combinación aceptable. La sociedad chilena entró en una gran discusión y eso apunta a cambiar fuertemente el modelo, lo que desde luego no se vio expresado en el presupuesto”, plantea el economista y académico de la Universidad de Santiago, Víctor Salas, sobre su mirada del Presupuesto 2012 para la educación superior chilena, que elabora en profundidad en un nuevo análisis de su autoría (disponible AQUÍ).

Según el profesor del Departamento de Economía de la estatal, el objetivo de sus recientes reflexiones fue aportar datos técnicos a la discusión post presupuesto que permitan visualizar si se produjeron o no, grandes transformaciones y si se cumplieron las expectativas de los agentes involucrados. “Todos estaban hablando del presupuesto desde su propia perspectiva. Entonces, mi intención es darle una dimensión técnica, económica y política al debate”, sostiene Salas.

Como primera idea fuerza, afirma que las expectativas del movimiento educacional “eran demasiado altas en relación a lo que terminó siendo el presupuesto en términos de su estructura, dimensión de recursos y distribución. Finalmente, resultó ser bastante similar a los anteriores”. Ello en directa alusión a que sólo se logró un incremento final de 20% respecto del año 2011, aprobándose un presupuesto de MM$1.369.012,2 para el sector.

El economista de la U. de Santiago asegura que el éxito del Gobierno en el devenir de la última discusión presupuestaria radica en haber mantenido el sistema sin modificaciones notables en ningún sentido. “Incluso cuando introduce leves cambios mantiene los equilibrios”, precisa, graficando su afirmación con la siguiente idea: “Los aportes basales pudieron haber sido una mensaje de que el Estado se hace cargo de sus universidades estatales, pero el aporte basal creado este año es pequeño, $11.800,0 millones de pesos, que corresponde al 0,9% del total destinado a la educación superior, y además está distribuido entre todos los planteles del CRUCH, que integra a las tradicionales privadas y a las públicas”.

“Si bien uno no podría esperar una cambio radical sólo a partir del presupuesto, éste no entrega elementos que den cuenta de una intención de llegar hacia un punto intermedio, incluso que apunte a la tesis del Gobierno de que se haría cargo de sus universidades”, remarca el académico.

Gratuidad: ¿misión imposible?

El Doctor en Ciencia económica por la Universidad de Lovaina, Bélgica, advierte otros claroscuros para el futuro de la educación pública: “Si bien la creación de aportes especiales para planteles regionales son un notable avance, esos cinco mil millones son pocos recursos si se tiene en cuenta que se reparten entre todas las instituciones de Educación Superior de cada Región. No son sólo para las universidades estatales, sino para los Centros de Formación Técnica, los Institutos Profesionales…Uno lo que dice es que hay mucho arreglo y todo terminan siendo sólo leves modificaciones en un presupuesto que va, finalmente, consolidando recursos para el sector privado de la Educación”.

Dentro de las proyecciones de su análisis, puntualiza que quedaron pendientes los problemas centrales planteados por el movimiento: “La petición de gratuidad va a seguir vigente”, precisa Salas, quien en su calidad de economista no descarta concretar esta alternativa si la sociedad chilena así lo quiere: “No es viable sólo cuando una sociedad no está dispuesta. Hay países muy capitalistas y muy de economía de mercado, como los europeos, donde existe educación gratis. Entonces, no es cosa de horrorizarse, sino de tomar una decisión sociopolítica”, puntualiza.



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