LA CABEZA DE HINZPETER
Camilo Escalona Medina
Senador
El paso que falta para que la UDI controle enteramente el gabinete de Sebastián Piñera es el reemplazo del ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, seguramente acompañado de algún otro secretario de Estado para disimular la cosa, pero manteniendo a Joaquín Lavín en condición de intocable.
Esta será la última etapa en el continuo copamiento de la UDI sobre el gobierno piñerista, confirmando su vocación de origen: mover, tras bambalinas, los tinglados del poder y tener el control de las decisiones fundamentales, como ya lo hicieron al constituirse como grupo interno en la dictadura de Pinochet.
Se trata de una vieja vocación, respecto de la cual hoy Sebastián Piñera, el Presidente de la República, pasa a ser una ficha en el tablero, obligado por su magro desempeño, por su incapacidad frente a los movimientos sociales, por su conducta impotente frente a los conflictos de interés y, además, por el peso parlamentario de la UDI y la nulidad de su propio partido, Renovación Nacional, ante los conflictos intestinos de la derecha.
De la llamada Coalición por el Cambio no queda nada, los ilusos que alguna vez creyeron en un gobierno amplio de la derecha están notificados: el núcleo duro que controla el poder es la UDI, así de definitivo.
El gobernante, una vez más, no cumple con lo prometido. En La Moneda se ha instalado un gobierno partidista. El sentido nacional, suprapartidario, que debe tener, sobre todo tomando en cuenta, el fuerte presidencialismo de nuestra institucionalidad ha quedado definitivamente en el papel. Hoy dirige la minoría. El país debe tomar nota.