Pablo Galilea, afirmo que luego de la crisis provocada por el virus Isav, estamos en un escenario auspicioso para el desarrollo de la actividad de acuicultura, pero se requiere la voluntad de todos los actores, públicos y privados, de cumplir responsablemente cada uno su rol definido en el nuevo modelo productivo y de regulación, para mantener sin contratiempos esta situación.
La crisis sanitaria en la salmonicultura vivida a partir del año 2007, provocada por el virus Isav promovió la dictación de una nueva ley y la adopción de medidas sanitarias y de ordenamiento de las concesiones de acuicultura las que han contribuido sustancialmente a cambiar la forma de enfrentar los temas sanitarios de la acuicultura, el modo de operación y la actuación de la Autoridad. Sin perjuicio que algunos de los instrumentos creados por la ley y las nuevas regulaciones todavía están en una etapa de ajustes debido a su novedad, ya se aprecian buenos resultados de la estrategia diseñada para enfrentar, por un lado la crisis y, por otra, a prevenir y controlar de modo más eficiente la actividad.
La realidad que se presentaba en el 2007, 2008 y 2009 daba cuenta de grandes mortalidades (4,15% mensual), a lo que se adicionaba la existencia de cepas patógenas del virus que encontraron un escenario propicio para su diseminación a través de los centros de cultivo, debido a las altas densidades de cultivo (31 kg/m3). A esto se adicionaba la falta de coordinación de la operación entre centros de cultivo y de la logística y una regulación que no contenía suficientes instrumentos para controlar a los prestadores de servicios y embarcaciones que con su tránsito inorgánico entre zonas, contribuyeron también a la diseminación de la enfermedad.
Si bien en la actualidad se mantiene la presencia del virus, la gran diferencia es que los hallazgos dan cuenta de las mismas cepas y lo más importante que entre ellas, en un alto porcentaje se trata de la cepa HPR 0, la cual es una cepa no patógena, esto es, no provocan la enfermedad y, por ende, no nos encontramos en una situación de la que pueda derivarse bajo ningún punto de vista la existencia una nueva crisis. Esta afirmación se ve confirmada por la mantención de una baja tasa de mortalidad (0,81% mensual), no obstante el crecimiento de la siembra de peces que se observa en relación al período 2008-2009. Esto último ratifica que las medidas adoptadas a la fecha están dando resultados y que se han dirigido precisamente a lo que constituía el foco del problema: las densidades de cultivo hoy son de 17 kg/m3 y 12 kg/m3; existe una coordinación de los necesarios descansos sanitarios entre las concesiones de las agrupaciones, existe una coordinación y control de las embarcaciones que prestan servicios a la acuicultura, se ha fortalecido la regulación de la importación de ovas la que experimentado una baja en los últimos años. A esto se adicionarán las nuevas medidas que están en el reglamento sanitario que se encuentra en su última etapa de tramitación ante la Contraloría General de la República.
De lo que se debe estar consciente es que como todo virus el Isav permanecerá con nosotros y, por ende, la estrategia es no bajar los estándares ni las medidas sanitarias implementadas puesto que debemos aprender a convivir con el virus tal como lo hacen los demás productores de salmón del mundo: Noruega, Escocia, Canadá e Islas Faroe. En esta última se registra la presencia de la cepa HPR 0 en un porcentaje cercano al 70% de los centros sin generar las nefastas consecuencias de que fuimos testigos los años 2007 y 2008.
Todo lo anterior hoy, a diferencia de lo ocurrido durante la crisis, está hoy respaldado con mayores facultades de fiscalización y control por parte del Sernapesca, así como recursos destinados a este efecto. La atención de la autoridad pesquera, Subsecretaría de Pesca, está en seguir de cerca el desenvolvimiento de la actividad adoptando oportunamente las medidas que sean necesarias y sancionando el incumplimiento en los casos que corresponda.