Desde los $171.500 actuales a $185.200
- El economista de la Usach Francisco Castañeda, reconoció que un aumento excesivo del salario mínimo podría afectar negativamente al empleo, pero este no sería el caso. Un millón de trabajadores recibe el salario más bajo del país.
En medio de la discusión en el Parlamento sobre el reajuste del sueldo mínimo, el economista y académico de la Universidad de Santiago de Chile, Francisco Castañeda, aseguró que el aumento de este parámetro salarial debe incrementarse en un 8 por ciento respecto del año anterior, lo que equivale a aumentarlo de $ 171.500 pesos a $185.200 pesos.
El proyecto de ley que propone un reajuste del sueldo mínimo de 5,5 por ciento pasó a tercer trámite legislativo, a la Cámara de Diputados. Ello, luego de que el Senado despachara la iniciativa sin acuerdo en el articulado que fija el nuevo monto del ingreso en $181.500 pesos.
De acuerdo con los senadores de la Concertación, la idea es conseguir que el Ejecutivo "haga un mayor esfuerzo" y acercar el monto del reajuste a las proyecciones de crecimiento de la economía para este año, estimadas por el Banco Central, entre un 6% y 7%.
En tanto, los senadores de la Alianza recalcaron que el tema de fondo es discutir un ingreso ético familiar y generar mecanismos más eficaces para la redistribución de la riqueza. Advirtieron, además, de los efectos negativos que podría tener un mayor ingreso mínimo en el empleo y en la productividad.
El economista de la Usach, justificó un incremento del 8 por ciento para compensar el aumento de la inflación en los segmentos más pobres y aliviar, marginalmente, situaciones de pobreza de 1 millón de trabajadores que perciben el sueldo mínimo en el país.
Asimismo, Castañeda aseveró que se condice con las proyecciones económicas. “Las perspectivas de crecimiento económico del país son buenas; el próximo año se estima un 5,3 por ciento y este año vamos a terminar sobre un 6 por ciento”.
Impacto en el empleo
Consultado por el impacto en el desempleo, el experto reconoció que un aumento excesivo del salario mínimo podría afectar negativamente al empleo, pero no debería desincentivarlo en esta coyuntura. “Hay que recordar que las empresas que pagan el sueldo mínimo son todas, no sólo las pequeñas. Muchas de las empresas grandes contratan actividades de empresas pequeñas, entonces indirectamente las grandes se favorecen. Habría una ganancia en productividad (costos laborales más bajos) para las empresas, que no es contabilizado por la forma tradicional de medir la productividad”, sentenció.
En este sentido, Castañeda cuestionó la medición tradicional de productividad -crecimiento del producto interno menos el crecimiento del empleo- para reajustar el salario mínimo, en términos reales. “Es de dudosa aplicabilidad, porque justamente las empresas grandes y medianas se ven beneficiadas de manera indirecta a través de cadenas de subcontratación que abaratan el costo en aquella porción de la plantilla que no requiere trabajadores más especializados”.
Según el economista es obvio que las empresas pequeñas, que pagan el salario mínimo, pueden ofrecer sus servicios a las empresas más grandes en mejores condiciones. “Así la variable de ajuste es el salario mínimo”, agregó.
Castañeda enfatizó que en economías de países en vías de desarrollo, como la chilena, el salario mínimo tiene en el margen un rol redistributivo, aunque a algunos no les parezca. “Es cierto que el crecimiento del empleo es la principal fuente de distribución de riqueza en el país, y cuando aumenta el empleo mejora la distribución del ingreso en Chile, pero este es un proceso de muy largo plazo. Lo que se necesita ahora, para los segmentos de la población más pobres que tienen menor poder de negociación y son más débiles, es aliviarlos con un aumento del salario mínimo del 8%, lo que ante la actual la coyuntura es razonable”, concluyó.
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