A las 19 y 21 horas
La dualidad humana en sus extremos y como referente de la simbiosis y locura existencial en un relato en que la verdad se disfraza de mentira -y viceversa- es la base que tuvo Pier Paolo Pasolini para crear “Orgía”, obra escrita en 1968, y que el Colectivo Matraca (Chile) pondrá el lunes sobre el escenario a las 19 horas ($1.000 pesos) y 21 horas (liberada) en el Teatro Diego Rivera, función para mayores de 18 años.
Con la dirección de Cristián Marambio, el montaje de 75 minutos tiene un elenco conformado por Cristián Keim, Ana Laura Racz y Daniela Espinosa.
“Orgía” fue el comienzo del ciclo final de creación de Pasolini. Y forma parte de un proyecto de seis tragedias, entre las cuales se incluyen Pilade, Affabulazione, Porcile, Calderón y Bestia da stile. Todas tienen en común intervenir en la doble faceta humana, desde los opuestos aparentes de sueño y realidad, normalidad y rareza, tradición y modernidad, religiosidad y consumismo.
La presentación se enmarca en el festival de teatro que es organizado por la Municipalidad de Puerto Montt, Gobierno Regional Los Lagos y la Corporación Cultural, reúne en sus 24 días de programación a más de 250 artistas provenientes de Chile, Colombia, Costa Rica, España y Argentina, ofreciendo un total de 89 funciones.
RESEÑA
A partir del relato de un hombre muerto –como cualquier otro- todavía colgado de una soga y con el cuello roto, Pasolini penetra en lo frágil, terrible y profundo de la existencia.
El muerto nofue ni un poeta ni un loco, ni un miserable ni un drogado. Es un hombre muerto que va a contar cómo es que ha logrado “hacer un buen uso de la muerte” y su tragedia. En siete cuadros sucesivos, mostrará la relación con su mujer, marcada por la dominación sobre los cuerpos, el hastío de la vida y la pulsión de muerte.
En “Orgía”, la oposición básica entre hombre y mujer da espacio a la dicotomía entre amor y muerte, que se disuelve en la destrucción y degradación, sadismo y masoquismo: el cuerpo herido que padece una angustia moral insuperable. La obra se construye como una gran metáfora sobre los mecanismos de sumisión de los cuerpos en la sociedad occidental contemporánea.