Aumento de denuncias sobre bullying entre escolares


Carmen Birke Lüttecke
Psicóloga Universidad San Sebastián


El maltrato entre pares o “bullying” es un fenómeno que ha existido siempre -aunque en distinta magnitud- el que ha adquirido notoriedad debido a la difusión a través de los medios de comunicación de las graves secuelas que puede ocasionar, tanto a nivel físico como psicológico. Se refiere a un comportamiento agresivo repetido en el tiempo, donde existe desbalance de poder, se ejerce de forma intimidatoria al más débil –por lo que es escogido y no al azar- con la intención premeditada de ocasionar daño.

El bullying se puede manifestar a través de agresiones físicas, verbales, indirectas y/o relacionales, como el aislamiento social y la difusión de rumores. En los últimos años se ha agregado una nueva dimensión, el ciberbullying, en que la victimización ocurre mediante la utilización de medios de comunicación, tales como teléfonos celulares o Internet, a través de blogs, correos electrónicos, chat, enviando mensajes insultantes o intimidatorios.

El mayor conocimiento de este fenómeno ha llevado a disminuir el silencio que tras él existe, y ha estimulado a las familias a establecer denuncias frente a los casos que se detectan. Si bien ello puede dar cuenta del aumento en las denuncias, diversos estudios realizados en Chile han puesto de manifiesto otras causas que inciden en su aumento. Entre ellas es posible mencionar la validación de la agresión como forma de resolver conflictos, en una cultura eminentemente autoritaria. A nivel escolar, adquiere relevancia la crisis del sentido de la escuela, como un sistema de baja equidad que reproduce desigualdades y, en el ámbito de políticas públicas, el escaso avance de las políticas de convivencia que no han llegado a las comunidades escolares con planes de acción claros. Por otro lado, se requiere de una formación profesional docente, en la línea de la educación continua, que permita al profesorado desarrollar las competencias necesarias para poder abordar estos temas, tanto a nivel de prevención como de acción remedial, cuando la violencia ya está instalada. Se asigna a la escuela la misión de resolver el problema, con ausencia de capacitación suficiente para ello.

Para hacer frente a este problema se deben implementar intervenciones que convoquen a distintos estamentos de la sociedad, donde el estado, la familia y los establecimientos educacionales tengan un rol protagónico. Se debe educar la no violencia, aprendiendo estrategias pacíficas de resolución de conflictos, y donde cada establecimiento tenga su plan de acción. El estado, por otro lado, necesita abordar de manera más activa el problema, a través de la generación de campañas de construcción de una sociedad segura.
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