El valor de los Dirigentes Vecinales


Por Andrés Santana
Director Regional de SERCOTEC Los Lagos

Los retos que nos ha presentado la crisis sanitaria no son menores, y la labor que cumplen los dirigentes vecinales para poder entregar soluciones reales en estas circunstancias, es trascendental y significativo, aunque muchas veces pase desapercibida.

Este viernes 07 de agosto conmemoramos el Día Nacional de los Dirigentes de las Juntas de Vecinos, instancia que nos invita a reflexionar el rol que estas extraordinarias personas han jugado en el desarrollo económico, social y cultural de nuestro país y, particularmente, en estos últimos meses.

A lo largo de nuestra región, hay cientos de dirigentes sociales, hombres y mujeres que, dejando de lado sus propias necesidades, han dedicado su tiempo y esfuerzo, para entregar un poco de alivio a las familias que lo están pasando mal. Dirigentes que, de forma silenciosa y desinteresada, trabajan sin descanso informando, conteniendo, organizando y apoyando a sus vecinos. Por ello, y porque me ha tocado conocer de cerca su labor, hoy más que nunca les hago llegar mi reconocimiento y compromiso en esta difícil y compleja labor de servicio hacia los demás.

Hoy reconocemos a esos dirigentes sociales que viven las penas y las alegrías de otros como si fuesen suyas, a aquellos que siempre tienen un plato más en sus mesas, que siempre reciben con los brazos abiertos y que no conocen excusas al momento de ayudar. Hoy reconocemos a aquellos que al final del día lo único que desean es que las alegrías sean mayores a las penas y que no lograrán conciliar el sueño, sino hasta encontrar soluciones a los problemas que envuelven las paredes de cada hogar.

Porque no hay nadie que entienda mejor las distintas realidades que viven a diario las familias de los sectores más populares, sus miedos, la falta de comida o abrigo, la falta de seguridad y la incertidumbre del desempleo, sino aquellos que la han sufrido en carne propia. Son los dirigentes vecinales los que, en tiempos de tanta polarización, nos enseñan sobre unidad, empatía, solidaridad y espíritu de colaboración. Y es precisamente ese espíritu de colaboración y unidad que los caracteriza, el elemento clave para seguir trabajando en mitigar los efectos de la crisis, ahí donde el Estado no puede llegar.

Vivimos tiempos complejos, pero ningún mar en calma hizo experto a un marinero. Estoy convencido que, de este desfavorable escenario -del que no tenemos certeza de su final- saldremos fortalecidos como país y como región, y que cada uno de los dirigentes sociales seguirán siendo ejemplo de fortaleza y resiliencia ante cada uno de los desafíos que se nos presente de aquí hacía delante.
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