Los valores y un autódromo


Claudio Thomas Veloso
Secretario de Estudios carrera de Derecho
Universidad San Sebastián


Mientras fui secretario del Club de Automovilismo de Concepción CADEC, en el año 2003, logramos inaugurar, en un predio privado, el Autódromo de San Pedro de la Paz, circuito de un poco más de un kilómetro de extensión, en el que corríamos en 6 categorías, partiendo por los Fiat 600 Standard. Lamentablemente este precioso logro se perdió cuando algunos intereses mezquinos primaron por sobre lo deportivo.

Hoy, ya en Puerto Montt, veo con muy buenos ojos la iniciativa de construir también acá un autódromo, ya que el automovilismo es un deporte que atrae multitudes apasionadas y que implica una serie de valores muy positivos para quienes lo practican y quienes lo disfrutan desde las graderías.

El automovilismo necesariamente se desarrolla en equipo. Es imposible que un solo piloto logre resultados sin la cooperación de sus mecánicos. Además es un deporte seguro, ya que con las debidas precauciones, minimiza los riesgos de modo que permite disfrutar de una actividad deportiva sin los riesgos propios de correr en las calles y potencialmente dañar a terceros.

Implica, además, la cooperación entre diversas fuerzas vivas de la comunidad, lo que lleva al desarrollo y organización de particulares en torno a actividades e intereses comunes que van mucho más allá de lo meramente deportivo y, por último, genera un marcado impulso para los sectores en que se ubican los autódromos.

Por otro lado, el automovilismo es un deporte frágil, ya que necesita que se den una larga serie de condiciones para poderse desarrollar en forma óptima (no basta con cinco por lado, una pelota medianamente redonda y un par de piedras para imaginar los arcos). De modo que los apoyos que hoy se comprometen deben entregarse en forma permanente una vez que el circuito esté en operación. De hecho, la etapa de funcionamiento de un autódromo es casi tan compleja como su puesta en marcha, y es una empresa que debe asumirse con seriedad por clubes o federaciones orientadas hacia el bien del deporte.

Sin duda existe una multiplicidad de aspectos a considerar en iniciativas como esta, pero creo que una ciudad como Puerto Montt merece un escenario formal en el que desarrollar intereses deportivos como éste. El impulso inicial debe dar paso al trabajo coordinado para mantenerlo en funcionamiento y, de este modo, se formará un excelente incentivo para que este sano y bello deporte pueda atraer a la juventud, las familias y, quizás, permita desarrollar grandes exponentes para el automovilismo nacional del futuro.
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