- Estados Unidos y Brasil, junto con Francia y Turquía se opusieron a que el Foro Mundial del Agua declarara este recurso como un “derecho humano”, lo que tendría consecuencias vinculantes para todos los países. Cerca de 70 países, pidieron el fin del Foro Mundial del Agua tal y como está concebido, al considerarlo falto de democracia y transparencia y que el próximo lo organice la ONU y no el Consejo Mundial del Agua (CMA), una institución privada. También se criticó que "la orientación del foro está profundamente influida por las compañías privadas del agua".
24/03/09
Fuente: Yvke/Agencias publicado por Alternativa Bolivariana
70 países exigen que el próximo foro sea organizado por la ONU.
La propuesta de varios países latinoamericanos y de Suiza de declarar el acceso al agua como un "derecho humano", en el Foro Mundial del Agua (FMA) de Estambul, fracasó este sábado, ante la falta de consenso entre las delegaciones y la presión de algunos Estados contrarios.
La falta de apoyo impidió que la iniciativa de Bolivia, Cuba, Ecuador, Uruguay y Venezuela, a la que se sumaron otras naciones como España, Holanda y Alemania, fuese reconocida en la declaración ministerial con que se cerrará el foro mañana.
"No se ha logrado un consenso sobre los temas del agua como derecho humano y el uso de las cuencas transfronterizas", anunció este sábado la presidenta del proceso político del foro, Sumru Noyan.
Noyan justificó la decisión de la cumbre ministerial de no incluir este derecho en que "no hay documentos vinculantes de la ONU que reconozcan el derecho humano al agua".
El documento ministerial se conocerá este domingo, y sabremos si el agua es finalmente reconocida como un "derecho básico" o una "necesidad básica", dos referencias con menos implicaciones jurídico-políticas y no vinculantes para los Estados firmantes.
"La declaración ministerial del FMA sólo fue acordada cuando algunos Estados se aseguraron que no tendría obligaciones vinculantes. El tema del agua es demasiado importante como para dejarlo sin un proceso que rinda cuentas", criticó el presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel d'Escoto Brockmann, en un comunicado dirigido al foro.
La ministra española de Medio Ambiente, Elena Espinosa, también defendió que el agua no se utilice "como un mero recurso exclusivamente económico".
Fuentes cercanas a las negociaciones explicaron que ha sido la negativa de Brasil y Estados Unidos a incluir el término lo que ha bloqueado el debate.
Otras fuentes internas al foro señalaron que también Turquía y Francia se han alineado con esta postura.
El senador boliviano Omar Fernández explicó que parlamentarios de todos los países de Sudamérica han firmado una declaración en la que reconocen el acceso básico al agua y a los servicios sanitarios como un "derecho humano" y se comprometen a aplicarlo en las leyes nacionales.
"Lo que vemos con preocupación en el sur es que los gobiernos progresistas, a pesar de su discurso a favor del agua como derecho humano, no han podido salir de las estructuras heredadas de anteriores gobiernos neoliberales", criticó Oscar Olivera, portavoz de la Coordinadora de Agua de Cochabamba (Bolivia).
Representantes de la sociedad civil y parlamentarios de cerca de 70 países, principalmente de América Latina y África, pidieron hoy el fin del Foro Mundial del Agua tal y como está concebido, al considerarlo falto de democracia y transparencia.
Por ello, solicitaron que el próximo lo organice la ONU y no el Consejo Mundial del Agua (CMA), una institución privada.
En su comunicado, D'Escoto también criticó que "la orientación del foro está profundamente influida por las compañías privadas del agua".
El presidente del CMA, Loïc Fauchon, respondió a estas críticas aduciendo que "es la misma canción desde hace doce años, hay quien no está contento con el éxito del foro".
"La ONU no quiere organizar este tipo de foros, ni hoy quiere, ni mañana querrá. Si este foro fuese organizado por la ONU perdería su originalidad, pues estaría sólo abierto a la participación de los países miembros y no a toda la sociedad como ahora", añadió.
El secretario general de la quinta edición del FMA, Oktay Tabasaran, se felicitó por el resultado del encuentro, que durante una semana ha atraído a unos 25.000 participantes y a más de 1.000 periodistas.
"Los participantes están muy contentos por los contactos comerciales que han podido hacer", agregó.
Esta lógica comercial fue criticada en el Foro Alternativo, que se celebra de forma paralela al oficial.
"La humanidad debe recuperar esa visión originaria de que el agua no tiene propietario, que es un bien común de la humanidad, como el aire o, incluso, la Amazonía", opinó Óscar Olivera.
Una mano pelúa
La declaración del agua como “derecho humano básico” fue sustituida antes de la llegada de los documentos de debate a Estambul por el término “necesidad humana básica”, reduciendo las implicaciones políticas de esta declaración.
Fuentes diplomáticas presentes en la negociación de los comités técnicos, este cambio en el borrador provocó malestar en una “mayoría” de los países presentes y pidieron que se reabra el debate durante el fin de semana, con la llegada de los representantes ministeriales.
Sin embargo, Estados Unidos, Brasil y Egipto, junto al país anfitrión, Turquía, se negaron a reabrir el debate y bloquearon toda posibilidad de cambio.
Estos países también se negaron a que los debates previos al documento y la posición de cada gobierno quede reflejada en las actas del foro, algo que enfadó especialmente a la delegación de Suiza.
“Brasil no quiere que se publiquen porque no desea reconocer públicamente que se opone a que el agua sea declarada un derecho humano básico”, afirmó una fuente interna del foro que declinó ser nombrada.
“Es muy triste que los gobiernos se sometan a un consejo privado dominado por grandes empresas”, criticó Juan Carlos Alurralde, asesor del Ministerio de Exteriores de Bolivia.
“El otro problema es que las declaraciones de este foro no son vinculantes”, añadió.
La ministra española de Medio Ambiente, Elena Espinosa, pidió “esfuerzos reales” para que se vaya más allá de una declaración “que no llevaría a nada” y se pueda cumplir realmente el derecho al agua.