Durante estas últimas dos semanas la prensa nacional ha consignado diversos casos de malas prácticas en distintos servicios de alimentación de la región metropolitana, los que han afectado a establecimientos de Junji y Junaeb.
Más allá de la discusión sobre la supervisión de los procesos de calidad de los alimentos, académica de la Universidad San Sebastián entrega datos claves para la higiene básica que deben tener los servicios a la hora de manipular alimentos.
Fruta descompuesta y leche con sustancias oscuras son algunos de los hallazgos descritos en un informe de la Contraloría General de la República en el contexto de una fiscalización a empresas que prestan servicios de suministro de alimentación a establecimientos de Junji y Junaeb.
La situación que hace poco más de una semana se convirtió en noticia en medios nacionales, deja abierta la discusión sobre los procedimientos que las empresas consecionarias tienen a la hora de efectuar el servicio que les corresponde.
Al respecto, Daniela Inostroza, académica de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián explica que más allá de las sanciones que se deban adoptar contra estas empresas prestadoras de servicios, lo importante son las buenas práticas que se deben considerar a la hora de manipular alimentos, más aun cuando estos últimos son destinados a establecimientos educativos con niños beneficiados con programas de alimentación escolar.
“Es importante que las empresas concesionarias se encuentren en un constante proceso de mejora continua acorde a la complejidad del servicio a entregar, capacitando y comprometiendo al personal manipulador de alimentos en resguardos de higiene y calidad de sus preparaciones”, apunta la profesional.
Claves para un servicio eficaz
De acuerdo a la nutricionista, los factores básicos para trabajar con alimentos deben considerar infraestructura sólida, higiene y desinfección, control de plagas, capacitación de recurso humano, supervisión técnica entre otros.
“Las empresas que ofrezcan este servicio deben estar emplazadas en un lugar que asegure que los contaminantes externos no constituyan riesgos para los alimentos elaborados”, advierte Inostroza, quien agrega que “la desinfección de instalaciones y utencilios es un procedimiento básico, tanto como poseer lavamanos, jabón y toalla de papel”, puntualizó.
La especialista justifica que estas empresas implementen un programa de control de plagas: “esto permitirá evitar cualquier tipo de proliferación de éstas, disminuyendo el riesgo de contaminación. Por lo mismo, se deben tomar las precauciones necesarias para no contaminar los alimentos por acciones del personal, capacitándo al recurso humano y brindando elementos de protección personal para realizar su labor”, adiciona.
En relación a los alimentos, la académica aconseja almacenarlos en condiciones que garanticen su protección contra la contaminación y reduzcan al mínimo los daños o deterioros en su calidad e inocuidad. Bajo este escenario, sotiene que “la supervisión técnica competente es fundamental para gestionar riedgos y asegurar una vigilancia eficaz”, concluye, sin olvidar lo importate que es para estas empresas contar con un sistema de atención al cliente cuyos mensajes permitan mejorar continuamente los procesos mediante, por ejemplo, un eventual plan de mejoras con acciones preventivas para la salud de las personas.