Voces no escuchadas: La crisis de participación de los jóvenes


* Escrita por Juanclaudio García Filún, Vocero del Consejo de Presidentes de Centros de Estudiantes de la Universidad Austral de Chile (UACh) Sede Puerto Montt

El mes de las juventudes llega en un importante momento social y político a nivel nacional y global, Chile se enfrenta, en algunas semanas, a elecciones municipales mientras que, este año, el mundo ha debido enfrentarse a las más de 60 elecciones alrededor de todo el orbe, en las que los jóvenes tenemos una importante voz que quiere ser escuchada.

Es justamente este escenario el que nos invita a reflexionar sobre un problema que está minando nuestra democracia y el futuro de nuestra sociedad: la crisis de participación de los jóvenes.

Ha sido notable, para quienes formamos parte del mundo académico y de las dirigencias estudiantiles, el trabajo cada vez más complejo y arduo por llamar a las juventudes a las diversas instancias de participación formal e informal de nuestras universidades, teniendo que hacer esfuerzos sorprendentes para aumentar la convocatoria y hacer las actividades más atractivas. Sin embargo, no solo las instituciones educativas son las llamadas a trabajar por ello, sino que se debe dirigir un trabajo mancomunado entre las organizaciones públicas y privadas para dar solución a esta dinámica.

Se deben tomar medidas institucionales y culturales que se adapten y modernicen a las formas de comunicación y participación que las y los jóvenes valoran, relevando la importancia de la voz joven e incentivando iniciativas en la que estas puedan ser escuchadas, y ser verdaderamente escuchadas, de tal forma que estas instancias no se instrumentalicen para ser llevadas a un relato, o que sean pasajeras sin rumbo definido.

Será vital, para ello, convocar los liderazgos juveniles y comenzar el trabajo de escuchar las verdades, aprehensiones y preocupaciones de las nuevas generaciones, no solamente escuchando, sino, además actuando en consecuencia, haciendo vinculantes estas voces y orientándose a lo tangible, que atiendan de forma real a las problemáticas planteadas por el mundo joven.

Este mes de las juventudes las instituciones públicas y privadas de la sociedad civil debemos confrontar la realidad de una crisis de participación en la población joven, que solo será posible enfrentar mediante un renovado compromiso por revitalizar la participación que permita fortalecer la democracia y hacer de la sociedad una más representativa, inclusiva y dinámica, que permita a los jóvenes no solo sentirse escuchados, sino con la capacidad de dar forma a su propio destino.
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