Las cifras lo dicen todo. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares fueron la principal causa de mortalidad en América en el año 2011, siendo responsable de 1,8 millones de muertes. A nivel mundial, las cifras se acercan a los 17 millones.
“Entre las enfermedades cardiacas la hipertensión arterial es lejos la más frecuente, afectando al menos en un 25% de la población adulta y alcanzando una prevalencia mayor en un 50% después de los 65 años. En frecuencia, le sigue la insuficiencia cardiaca con prevalencia entre un 6% a un 10% después de los 65 años. El infarto agudo al miocardio y el accidente vascular cerebral es mucho menos frecuente, pero con alto impacto en la morbilidad (secuela) y mortalidad”, afirma Jorge Espejo, académico y cardiólogo de la U. San Sebastián.
Por ello, es fundamental la prevención. “Las especialidades médicas afines al área cardiovascular comprenden muy bien que la base de la prevención es el cambio de los estilos de vida y en este concepto se incluye dieta saludable, ejercicio, bajar de peso y dejar de fumar”, agrega el cardiólogo.
Con el fin de evitar la aparición de este tipo de patologías, es necesario que las personas tomen conciencia del riesgo cardivascular que posee, para lo cual es fundamental analizar los factores de riesgo cardiovascular, los cuales se clasifican en modificables (tabaquismo, hipertensión arterial, diabetes mellitus, dislipidemia, sedentarismo y obesidad) y no modificables (edad, sexo y antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular).
La alimentación es un punto clave, ya que el sobrepeso y la grasa son enemigos del corazón. De acuerdo a Paula Garcia, nutricionista y académica de la U. San Sebastián, “una dieta equilibrada debe ser de acuerdo al requerimiento nutricional de cada persona y tiene que contemplar un aporte adecuado de calorías, proteínas, lípidos, carbohidratos, agua, fibra, vitaminas y minerales”.
Otro aspecto importante en la prevención es realizar actividad física, puesto que tiene efectos positivos sobre algunos factores de riesgo cardiovascular: disminuye la tensión arterial en sujetos hipertensos, disminuye los niveles de LDL (colesterol malo) y triglicéridos, e incluso puede aumentar los niveles de HDL (colesterol bueno) si es bien diseñada. Además, merma los niveles de grasa corporal y mejora la tolerancia a la glucosa.
“El Colegio Americano de Medicina del Deporte recomienda para adultos sanos 150 minutos de actividad física de intensidad moderada a la semana, lo cual se puede realizarse en 30-60 minutos de ejercicio de intensidad moderada (cinco días a la semana) o 20-60 minutos de ejercicio de intensidad vigorosa (tres días a la semana). Incluso se puede acumular la actividad física en periodos de 10 minutos”, añade María Teresa Ferrufino, Directora de Carrera Pedagogía Media en Educación Física, U. San Sebastián.
Como muchas de las enfermedades cardiovasculares son asintomáticos hasta que un evento catastrófico, las personas no son conscientes de que están en riesgo de muerte. Es por ello, que un examen preventivo puede identificar el riesgo latente.
De acuerdo a la docente y enfermera Carolina San Martín, “el EMP (Examen de medicina preventivo del adulto) es lo más completo, ya que contempla la medición del peso, talla y circunferencia de cintura; exames venoso de glicemia para detección Diabetes Mellitus , examen de colesterol total para la detección de dislipidemia y una consejería breve respecto al tabaquismo en caso de personas fumadoras”.
Recomendaciones para un corazón sano
Con el fin de mantener un corazón sano, los especialistas de la U. San Sebastián recomiendan:
- Disminuir las grasas saturadas a un 10% de la ingesta diaria y las grasas Trans en un 2%.
- Tener una dieta balanceada en frutas, verduras y hortalizas.
- Restringir el consumo de sal a 6 gramos.
- Evitar los alimentos con alto contenido de colesterol.
- Consumir mayor cantidad de fibra.
- Aumentar la ingesta de alimentos que contengan antioxidantes.
- Consumir alimentos ricos en grasas monoinsaturadas.
- Aumentar el consumo de Omega 3.
- Restringir la ingesta de bebidas alcohólicas. Se recomienda para las mujeres una ingesta diaria equivalente a 1 copa de vino (20 gr. de etanol) y para los hombres dos copas de vino (30 gr. de etanol).
- Evitar el consumo de estimulantes como la cafeína.
- Abandonar el tabaco.
- El ejercicio mejora la calidad de vida, ayuda a controlar la hipertensión arterial, el colesterol alto, la obesidad y la resistencia a la insulina, entre muchos otros problemas de salud. No obstante, es primordial que este se realice de manera adecuada en cada persona, de preferencia supervisada por un especialista y que se mantenga constante en el tiempo. Se recomienda realizar entre 30 y 60 minutos de actividad física aeróbica (fuera de las actividades normales de la vida diaria) la mayoría de los días de la semana.