- El histórico instrumento –considerado de interés patrimonial– viajó desde el museo del Sonido al Teatro del Lago en Frutillar y fue ejecutado por los renombrados pianistas Armands Abols y Danor Quinteros, en compañía de la Orquesta Filarmónica de Los Ríos, en una gala que se realizará el pasado 16 de octubre.
- Según cuenta la historia, el autor de la letra del himno nacional, Eusebio Lillo, adquirió esta pieza en Francia por encargo de su amigo, Rafael Cumplido. La familia Olivares, heredera de Cumplido, vivía a fines de los 80 con el instrumento en el barrio Yungay, en la misma casa que hoy alberga el Museo del Sonido.
Armands Abols, académico de Universidad Austral de Chile comentó que durante la exhibición presentó un programa vibrante y diverso, que incluyó joyas de la música clásica y latinoamericana. “Desde la brillante y exultante obertura de Las bodas de Fígaro de Mozart, hasta la rítmica Conga del Fuego Nuevo de Arturo Márquez, pasando por la maestría pianística del Concierto n.°10 en Mi bemol de Mozart, 1er movimiento de Segundo Piano de la Sonata Op.14 nº1 de Beethoven en arreglo de Enrique Soro y Gottes Zeit ist die allerbeste zeit de Bach-Kurtág este concierto ofreció un recorrido por la historia musical con momentos de gran lirismo, emoción y energía”.
De esta forma, este histórico instrumento –que por varios años permaneció en el Museo Maurice van de Maele en Valdivia y que hoy es parte central del Museo del Sonido en Santiago–, comenzó un nuevo capítulo en su vida de difusión cultural al ser trasladado a Frutillar, donde continuará su legado artístico y patrimonial.
"Trasladar el piano fue una tarea compleja, pero enfocamos todos nuestros esfuerzos para que llegara en perfectas condiciones a Frutillar. De este modo, el piano doble Pleyel, después de haber sido testigo de innumerables historias musicales en Santiago, sumará un nuevo escenario en Frutillar, una ciudad que vibra al ritmo de la música y que, en esta ocasión, lo recibió como una de sus visitas ilustres", expresó Sofía Forttes, directora del Museo del Sonido,.
Por su parte, la gerente general (i) de Telsur, Marcela Pérez, recalcó que esta acción, desarrollada colaborativamente con la Fundación Mariana Préndez, es parte del esfuerzo de la compañía por apoyar iniciativas que valoren el arte y la cultura en el sur del país. “Nos alegra poder aportar con cultura en el sur de Chile. Este piano ya estuvo en Valdivia y ahora contaremos con su presencia en la Región de Los Lagos. Al dar a conocer esta pieza tan bella y compleja, estamos aportando a difundir nuestro patrimonio cultural. Nuestra misión es conectar a las personas a través de la tecnología, pero también por medio de la cultura e historia de nuestra comunidad”, aseguró.
Este instrumento estuvo mucho tiempo guardado y a la espera de poder ser restaurado, labor que se realizó gracias a la Fundación Mariana Préndez y a la gestión de Telsur, Gtd en el Sur, que encargó la delicada tarea a Nikola Mrkša, uno de los dos constructores certificados de piano chilenos (la otra es Romina Tobar), y quien junto a su equipo de NM Pianos desmontaron, revisaron, repararon, restauraron y reemplazaron las más de 18 mil piezas que tiene el instrumento. Su trabajo finalizó a fines de noviembre de 2022 y hoy el piano no sólo luce imponente para quienes quieran visitarlo, sino que también está en condiciones de deleitar al público con sus notas, sumándose a los otros cinco pianos similares de los que el restaurador logró encontrar registro en el mundo.
Sobre la Gala
El Teatro del Lago acogerió este evento en el que participaron más de 50 músicos sobre el escenario. Según Felipe Copaja, director de Extensión de Telsur: “como esta es una celebración, el complemento perfecto a la presentación del piano doble fue una fiesta musical en la que la orquesta presentaró un programa muy alegre con música latinoamericana, que incluyó obras de Enrique Soro –compositor chileno del cual conmemoramos 120 años de su natalicio y 70 de su fallecimiento–, el argentino Alberto Ginastera, y los mexicanos José Pablo Moncayo y Arturo Márquez”.
Esta es la historia de un piano…
Este piano doble tiene una historia bastante peculiar. Pleyel fue una fábrica de pianos muy reconocida, con compositores de la talla de Chopin, Debussy y Strawinsky teniéndolos como favoritos. A inicios de 1893 la fábrica se embarcó en el ambicioso proyecto de crear un piano con doble teclado. Los dos o tres primeros instrumentos construidos fueron prototipos, con dimensiones algo menores a las del piano que se restauró. A inicios de 1897 las primeras unidades del modelo ya refinado, que maximizaba la calidad y potencia sonoras, salieron a la venta. Este piano en particular participó en la Exposición Universal de Bruselas, efectuada entre mayo y noviembre de 1897 y fue una de las 5 a 10 primeras unidades de alrededor de 70 que se tiene registro fueron construidas, y cuando en aquel entonces ni siquiera se había bautizado con su nombre oficial de “Pleyel Duo-Clave”.
Algunos años antes, en Santiago, don Rafael Cumplido, conocido por haber fundado la hospedería San Rafael, que atendía a indigentes en el barrio Yungay, sector donde él también vivía, era amante de las artes y antigüedades. Por testimonios familiares, sabemos que solía realizar tertulias musicales en su propio hogar, muchas veces con su vecino y amigo, don Eusebio Lillo, y seguramente en sus conversaciones salió a la mesa la necesidad imperante de adquirir un buen pianos para poder expandir el universo de la música. Entonces, aprovechando el que sería el último viaje de Lillo a Europa en 1888, Cumplido le encarga buscar un piano de características únicas, no solo en sonido sino también en propiedades decorativas. Lillo llega a Francia, enterándose de la novedad de la fábrica Pleyel, un piano doble, el cual se encontraba recién en producción y habría que esperar por su entrega.
Así, tenemos el registro en fábrica de que el piano doble fue vendido en septiembre de 1897 a Rafael Cumplido por la suma de tres mil francos y entregado en la dirección Villa 4 Rue Jacquemont, residencia de Lillo en París, a principios de 1898, y luego del término de la Exposición Universal de Bruselas. Lillo no retornó a Chile sino hasta 1903, época en la que se piensa llegó finalmente el piano al hogar de Cumplido.
Resulta muy curioso que, dada la baja producción de este modelo, haya llegado a Chile por esos mismos años un segundo instrumento del mismo modelo, adquirido por Amelia Cocq, destacada pianista chilena de principios del s. XX.
Tras fallecer Cumplido, su nieta Julia Avaria Cumplido hereda el piano. Luego, el piano pasa a uno de sus hijos, Benjamín Olivares Avaria, siguiendo así en la familia. Olivares vivía en una casa en el barrio Yungay y el piano estaba en su salón principal. Resulta que esta casa se la habían comprado a doña Mariana Préndez, madre de don Manuel Casanueva, fundador y presidente de Gtd.
En 1987 Benjamín Olivares Pemjean, hijo de Olivares Avaria y tataranieto de Rafael Cumplido, recibe el piano, y a sabiendas de lo especial del instrumento lo entrega en comodato al Museo Histórico y Antropológico Maurice van de Maele, en Valdivia, dependiente de la Universidad Austral de Chile. Luego, en 2019 Benjamín Olivares toma contacto con Manuel Casanueva con la idea de poder recuperar este instrumento. Este último estuvo detrás de la puesta en marcha del Museo del Sonido, como presidente de la Fundación Mariana Préndez que lo administra, en la misma casa que antes ocupó su madre y posteriormente la familia Olivares. Esta feliz coincidencia refuerza la peculiaridad de la historia del instrumento, que luego de su restauración y reestreno volverá a “su casa” en el Museo del Sonido, cerrando así esta maravillosa página de la historia de nuestro patrimonio cultural.