- María Consuelo Díaz Pinto. Nutricionista. MSc. Académica Nutrición y Dietética, Facultad de Ciencias para el Cuidado de la Salud, Universidad San Sebastián
El gluten es una proteína presente de forma natural en el trigo, la cebada y el centeno, y adicionada en productos ultra procesados.
Esta patología genera un daño a la mucosa del intestino delgado la cual produce una malabsorción de nutrientes y aunque la mayoría de los pacientes responden bien al tratamiento de una dieta sin gluten, la enfermedad no reconocida o no tratada se asocia con una mayor mortalidad y riesgo de linfoma intestinal.
La deficiencia de hierro es común en la enfermedad celíaca y se observa a menudo en pacientes recién diagnosticados, además es prevalente la carencia de vitaminas liposolubles (D, E, A y K), así como ácido fólico y calcio.
Por tanto, es imperativo que todos los pacientes con enfermedad celíaca sean derivados a un nutricionista con experiencia en la patología y a un gastroenterólogo que se especialice en trastornos de malabsorción, ya que deben seguir una dieta estricta sin gluten de por vida y posiblemente suplementación de nutrientes críticos.
Dentro de las indicaciones nutricionales generales para pacientes con enfermedad celíaca se encuentran: mantener una dieta libre de gluten de por vida; elegir alimentos naturalmente libres de gluten; optimizar el contenido nutricional de las comidas; minimizar el consumo de alimentos ultraprocesados o envasados y centrarse en lo que está permitido comer, en lugar de lo que no se puede.
La evolución clínica de la patología iniciada la dieta libre de gluten mejora la totalidad de los síntomas gastrointestinales asociados, con respecto al daño de la mucosa, debería realizarse un control histológico a los 2 años iniciado la terapia.
Los pacientes con mala adherencia a la dieta, ya sea voluntariamente o por consumo inadvertido de gluten, deben ser evaluados por un nutricionista con experiencia en enfermedad celiaca.
El manejo de la patología requiere un equipo multidisciplinario, lo cual contribuye a la mejora sintomática y la disminución de las carencias nutricionales y complicaciones.