Por Eugenio Severin,
Director Ejecutivo de la organización Tu Clase, Tu País
Consultor internacional en educación
Es indudable que la primera preocupación frente a la pandemia debe ser desde el ámbito de la salud pública y el cuidado de las personas vulnerables. Sin embargo, no debemos dejar de lado el rol que ocupa la educación en este momento de crisis sanitaria. Hoy, más que nunca, debemos poner nuestros esfuerzos en garantizar la continuidad del proceso de aprendizaje de miles de niños, niñas y universitarios del país.
Tres o cuatro meses sin clases pueden generar grandes brechas en educación, y llegar a ser devastadoras, en especial, para los estudiantes en situación de vulnerabilidad social. Y esto se agudiza, si pensamos en los miles de niños y niñas que no están recibiendo su educación preescolar, siendo ésta una de las etapas de formación más relevantes en la vida de las personas. Tenemos la responsabilidad ética, como país, de poner todos nuestros esfuerzos en no seguir sumando inequidades.
Por ello, es relevante que, tanto estudiantes como docentes, mantengan un flujo de comunicación y aprendizaje constante y directo. Hoy, la tecnología puede marcar la diferencia en cómo hacemos enseñanza en Chile y el mundo. Y es por eso que la educación en línea se ha transformado en el único mecanismo viable, y el Ministerio de Educación debería tomar un papel mucho más activo. Es relevante generar espacios de aprendizaje virtual eficientes y sostenibles en el tiempo, y que estas plataformas y recursos educativos estén disponibles para los estudiantes y sus maestros. Sumado a esto, se deben activar acuerdos con las compañías de telecomunicaciones para que los planes de datos permitan el acceso libre a esos contenidos y oportunidades.
La educación en línea masiva, que muchas escuelas ya están implementando, y otras deberían hacerlo rápidamente, no es fácil. Se trata de una experiencia inédita que requiere que apoyemos a los docentes y a los estudiantes, pero también a las familias, de manera que podamos al mismo tiempo, apoyar la continuidad del aprendizaje sin agregar nuevas angustias y tensiones a una convivencia que ya tiene suficiente de ello.
Apoyar a los docentes con formación, recomendaciones de uso, buenas prácticas, debe ser la tarea central de la autoridad y la sociedad civil que trabajan en educación. Enfrentamos condiciones extraordinarias, que requieren lo mejor de nuestra creatividad y compromiso. Por lo mismo, las respuestas no siempre serán oportunas ni perfectas. Pero debemos seguir luchando, con paciencia y comprensión de todos. La educación no tiene cuarentena.