Humberto Ruiz (Ecologistas del Sur)
Estás reflexiones inician un 20 de noviembre con un mensaje, Rodrigo (navegante de los mares del sur) y Jaz (diseñadora y empresaria de Cochamó) conversan sobre una floración algal que se extiende por el Fiordo Reloncaví. Durante poco más de cuatro semanas varias conversaciones se han traducido en una reflexión escrita y gráfica sobre los reiterativas floraciones algales y muerte de salmones. La reflexión gráfica es posible gracias a Walter, artista visual de Puerto Montt, en cuanto a la escrita mis agradecimientos a Héctor, Antonio y Leonardo.
La información oficial señala que los hechos han ocurrido entre el 14 y el 29 de noviembre del 2023, una floración algal se extiende por el Fiordo y se expande hacia el Seno Reloncaví frente a Puerto Montt, como consecuencia se retiraron alrededor de 2,5 millones de kilos de cadáveres de salmón. La micro-alga identificada, Thalasiossira pseudonana, una diatomea presente en todos los océanos del mundo el primer genoma de una diatomea en ser secuenciado en el año 2004.
Argumentaremos que ambos fenómenos, floraciones algales y la muerte masiva de salmones, parecen expresar cierta enfermedad de esta sociedad, algo así como derivadas de la forma de organización imperante, en todo caso una enfermedad de carácter global.
¿Qué hacer? Una pregunta clave, ahora y al parecer siempre, ¿qué hacemos frente a los hechos que nos va mostrando la vida?, ¿qué hacemos cuando nos sentimos enfermos? Cierta lógica diría que si me enfermo me cuido porque quiero vivir, y entonces, ¿nos estamos sanamos? ¿o será qué hemos dejado de sentir la enfermedad? ¿Qué nos pasa entonces? ¿por qué no actuamos frente a un evidente problema de salud?, si es tan obvio ¿qué pasa?
Algunos dirán, pero estamos actuando, y de cierta forma así es; la activista que denuncia los hechos en redes sociales; el científico que hace un doctorado sobre floraciones algales; la dirigente que participa en las reuniones del Gobierno Regional, que va al congreso a exponer; la funcionaria pública que fiscaliza a las empresas privadas; el trabajador de salmonera que avisa sobre la floración algal; la periodista que escribe una nota para un medio; el político que participa de la comisión de medio ambiente o salud.
Pese a las actuaciones nada parece ser suficiente, la enfermedad crece. Entonces, ¿hacemos muy poco? ¿los esfuerzos son errados? ¿hay un problema de visión?, estos síntomas son solo una parte, pero pese a no ver el todo y quizás nunca poder verlo ¿qué si podemos hacer? Y ¿a quién le compete hacerlo? ¿Será el Estado quién debe hacer algo o el Gobierno de turno?, ¿Serán las personas individuales que en sus decisiones pueden modelar el contexto en que se encuentran?, ¿Serán las grandes corporaciones que con sus estratosféricas ganancias cuentan con recursos que pueden hacer la diferencia?
No existen recetas, no es posible ni recomendable recetar algo a un enfermo que no tiene un diagnóstico claro o quizás sí, que ponga atención en su cuerpo, porque será el primero en darse cuenta de los síntomas.
Sintomático
Las floraciones algales son procesos biológicos del que contamos con una larga data de registros, quizás el más antiguo esta en el Antiguo Testamento, se presume hace más de tres mil años antes del presente, una de las diez plagas que azotaron al Antiguo Egipto.
Mucho más recientes y cercanos son las 22 floraciones algales registradas en Magallanes entre 1960 y 1994. Así como un episodio registrado en 1979 en el Estuario de Reloncaví, allí se señala una intoxicación de 100 personas por la especie Dinophysis Acuta que tuvo replicas en los años 1983, 1984 y 1987. Otro episodio de gran relevancia ocurre entre agosto y octubre de 1988, una floración algal de Heterosigma Akashiwo la que se propaga por el mar interior de Chiloé y el Seno Reloncaví.
A comienzos de los 90’s había terminado la dictadura de Pinochet, pero se comenzaba a implementar la constitución de 1980, iniciaba la democracia, el diseño de leyes, instituciones, reglamentos y políticas públicas que hoy nombramos como neoliberales, comenzaba también a florecer la industria acuícola entre el Fiordo Reloncaví y el Mar Interior de Chiloé. Para 1994 en la región de Aysén las floraciones algales se habían transformado en recurrente. Ese mismo año se decide formar un laboratorio con vigilancia permanente y mensual en el Estuario de Reloncaví. Y desde 1995 se implementa en Chile por medio del Ministerio de Salud, el programa Nacional de Vigilancia de Fenómenos Algales Nocivos (FAN) antes denominado Programa de Vigilancia de la Marea Roja.
Sin duda 2016 es un año clave para nosotros, nadie pensó que podía ocurrir una floración algal de esas características, ese año nos dejo la muerte masiva de peces de cultivo más grande de la que se tenga registro en Chile y quizás en el mundo. Según la comisión científica asignada por el Gobierno de Michelle Bachelet, 11.982,7 toneladas de salmones muertos fueron repartidos por los vertederos de la región, otros 5.192,5 toneladas transformadas en una sopa tóxica fueron enviadas a 75 millas náuticas al oeste de la isla grande de Chiloé, mueren en unas semanas 24.902.620 salmones de cultivo, un episodios más del realismo mágico latinoamericano.
En el mar austral el riesgo de volver a repetir un episodio como el ocurrido el 2016 esta presente, el sector privado lo sabe, desde esa fecha han avanzado por medio de la compra de nuevas flotas que le permitan procesar en mar mayores cantidades de salmones muertos, intentando generar modelaciones para anticiparse a las floraciones algales, lo primero es procesar la muerta lo segundo es anticiparse a la muerte y lo tercero el seguros de vida de los salmones (biomasas), lo suyo pareciera ser la gestión de la muerte.
Miramos una mar distante y ajeno, hemos construido nuestras ciudades de espaldas al mar ¿Qué nos pasa a nosotros con el mar? ¿quiénes pueden contribuir a obtener un diagnóstico? ¿tendremos que esperar a tener un diagnóstico para hacer algo? ¿será que hay cosas demasiado obvias que incrementan la enfermedad global y sobre las que si podemos hacer algo?
Ciencia: El ¿cómo? Y el ¿por qué?
Aunque pocos en una comparación porcentual con los gastos en ciencia de otras naciones, millones de pesos son destinados cada año a investigación a nivel nacional, en particular en las regiones del mar austral la orientación parece estar en la acuicultura, las floraciones algales aparecen como otro foco de investigación. Íntimamente relacionado con los intereses de la industria acuícola por sus consecuencias, las investigaciones sobre las floraciones algales tienen un foco bien definido Floraciones Algales Nocivas (FAN).
Algunas preguntas que me surgen son ¿Existen presupuestos similares para investigaciones de las floraciones algales y para los impactos del cultivo intensivo de salmones? ¿no habrá similitud entre un cultivo de millones de salmones en espacios reducidos y la floración masiva de algas? ¿cuáles serán las consecuencia de cuatro décadas de cultivo intensivo en el mar austral? ¿cuántos recursos se gastan en monitoreo de floraciones algales?
En el clásico texto El Reencantamiento del Mundo, Berman Morris nos dice sobre el nacimiento de la conciencia científica moderna “El conocer algo es subdividirlo, cuantificarlo y reconbinarlo; es preguntarse por el “cómo” y jamás enredarse en la complicada maraña del “por qué”.
Y así parece seguir siendo, los centros de investigación científicos, las universidades, tienen un foco de investigación bastante acotado en esta materia, aún para un no iniciado, es posible encontrar en internet en las distintas web de las universidades y de los organismos públicos algunos antecedentes, si cada año hay floraciones algales no tóxicas que terminan en muerte masiva de salmones, ¿no resultará muy acotado el foco de investigación?
¿Qué y dónde miran quienes hacen ciencia? La respuesta parece bastante obvia, habrá que ir a la economía, la acuicultura nacional en el mercado mundial, se trata de la segunda en exportaciones de salmón y la primera en exportación de choritos, los dueños, grandes corporaciones. El poder reside en forma parcial en el estado nación ¿quién tiene el Poder y quién no?
Nada de esto es algo nuevo, ha sido expuesto muchas veces por muchas voces, me quedo con dos, Héctor Kol y Juan Carlos Cárdenas, quienes han estado observando lo ocurrido por más de tres décadas, en diferentes oportunidades, con diferencias de pensamientos y de abordaje han mostrado elementos centrales de la contradicción del cultivo intensivo de salmones en las aguas australes, una re lectura de sus trabajos nos podría contribuir a explicar los alcances de la producción intensiva de salmones en el mar austral.
Una transformación mundial
Desde las costas del Mar Arábigo hasta las de Florida, desde las costas de Asia hasta las del Mar Mediterráneo, del mar frente a Sudáfrica hasta el Mar Negro, desde las tropicales aguas del Caribe hasta las frías aguas de la Patagonia, en los ecosistemas costeros del mundo las floraciones algales nos acompañan por milenios y se han incrementado significativamente desde el inicio del proceso de industrialización, en particular durante las últimas décadas.
Ha sido ampliamente estudiado desde la década de los 70, no son pocos quienes han señalado que su aumento está vinculado a las acciones humanas, en particular con la gran transformación industrial.
Nutrientes y luz son los factores principales para cualquier floración algal, cada año vuelve a florecer el fitoplancton en el Fiordo y Seno Reloncaví, las floraciones algales son detonantes de la muerte de millones de salmones, y es evidente que el cultivo intensivo contribuye a generar condiciones para futuras floraciones ¿Qué hacer?
Se nos señala que la humanidad se encuentra en tiempos convulsos, en los límites planetarios, lo seguro es que los cambios son permanentes, están ocurriendo y seguirán ocurriendo queramos o no. Podemos abrir bien los ojos y mirar lo que ocurre enfrente, en ese mar que ha sido nuestra fuente de vida, si lo comprendemos y nos observamos en ese suceder quizás podamos reorientar nuestro quehacer a los nuevos e inevitables escenarios globales.
Artículo original:
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