- En la Casa del Arte Diego Rivera se llevará a cabo el lanzamiento de la primera publicación de Carlos Aguilar, este sábado 20 de enero, desde las 19:00 horas con entrada liberada.
El escritor de 32 años comenzó a adentrarse en el mundo literario desde muy joven. Así recuerda que su primer intento por escribir algo fue cuando tenía alrededor de siete años. "Fue una especie de novela iniciática en una agenda dada de baja por los adultos. Se sentía una empresa imposible en ese momento, así que supongo que ese impulso quedó suspendido hasta después de la adolescencia, donde reaparece como un espacio de catarsis", con esta base, Carlos Aguilar inició formalmente su carrera como escritor hace unos diez años.
Con su primera novela "ABCXYZ", publicada por la editorial santiaguina Mago Editores y cuya portada lleva la imagen de una pintura del artista visual Jorge Olavarría Velásquez, describe este proceso de creación como "un trabajo largo y lento, que partió a finales del 2018 hasta terminarla casi dos años después, luego vinieron las subsecuentes ediciones y reescrituras. Realizar cualquier cosa que pida tiempo y quedar conforme al terminar, es siempre una experiencia satisfactoria", afirma Aguilar, quien previamente había escrito poesía y cuentos de terror, que publicaba en fanzines.
Sobre la temática que aborda su nuevo libro, el escritor explica que el texto es una pregunta abierta sobre la comunicación y sus posibilidades, los aparatos, códigos y lo delirante de las rutinas. "Es un texto que se resiste a la cita fraseológica, que es algo que no me agrada mucho de nuestra cultura inmediata".
Por otro lado el autor de "ABCXYZ", nombre que fue pensando "como un gesto vacío hacia la totalidad. El inicio y el final del alfabeto como la muestra de una necesidad humana de sentido transversal", también explica que el concepto de 'nonovela' que utiliza para referirse a su creación tiene que ver apartarse de la etiqueta de 'antinovela'. "Lo pienso como un entredicho entre las formas literarias intermedias conocidas, la discusión entre si es cuento largo o novela corta, principalmente porque en ellas se suele categorizar según argumento y extensión en páginas".
En el mismo contexto agrega que no se trata de un libro que funcione en tres grandes actos, "sino más bien por un código de acumulación. Tampoco es de vasta extensión. Ni siquiera tiene personajes definidos, solo con letras asignadas y que interactúan en espacios diversos. De ahí la idea de jugar con un epíteto distinto".
Por otra parte Aguilar cuenta sobre la temática de esta publicación, que la historia tiene relación con los sueños, adelantando que "el puntapié inicial es alguien que duerme escuchando una canción, la que se infiltra en el sueño y cambia de tono y letra. Cuando despierta el personaje, la canción cambia inexplicablemente", detalla el escritor, reconociendo que es algo que le ha ocurrido a él. "De ahí parte la premisa de lo frágil de la memoria, y el enlace de comunicación a través de código y aparato presente en todo el libro".
Finalmente el poeta y escritor afirma que la historia en sí es "una invitación a armar un puzle literario. La interpelación a dotar de sentido el tránsito por un laberinto". Aguilar concluye adelantando sobre sus próximos proyectos que "tengo una idea que está rondando hace uno o dos años para un futuro libro, quizás una novela breve de corte más clásico. Estas cosas siempre funcionan a su propio ritmo, así que no creo poder hacer mucho más que sentarme frente a una página en blanco a esperar y sorprenderme con lo que aparezca".