Guillermo Franco tiene una gran capacidad, casi infantil, para sorprenderse y sorprender. Captura rápido circunstancias que producen sonrisas, por el contenido gracioso o irónico de la anécdota, por los disparatados encuentros que surgen, espontáneos, a diario. Sus fotografías se revelan ingenuamente provocadoras. Deja libre al pibe inquieto que conserva en su interior, y enlaza esa forma de trabajar con la observación atenta y la idea de travesura. La travesura de mostrar lo fugaz, lo que el distraído no ve, lo que la persona ocupada con “las cosas importantes de lo cotidiano” no percibe.
Febrero de 2020, Sala Multiuso Teatro Diego Rivera Puerto Montt.