- Alrededor de 30 estudiantes de la Universidad San Sebastián realizaron labores de limpieza y reparación de espacios en la Escuela Francisco Cortes Ojeda de la localidad perteneciente a la comuna de Maullín.
En el lugar, los estudiantes realizaron labores de limpieza, demarcación de la multicancha del establecimiento, cierre perimetral para la sala de párvulo, construcción de bancas de madera para espacios comunes y un colector de agua lluvia para evitar el deterioro del gimnasio de la Escuela.
“Las situaciones de trabajo comunitario permiten que estudiantes de las distintas carreras puedan convivir con diferentes disciplinas y, por lo tanto, compartir también conocimientos que van plasmándose en soluciones que ellos mismos van encontrando para poder resolver situaciones que apremian a las comunidades. Eso también es hacer universidad desde una concepción integral, desde el territorio, aportando a la sociedad y promoviendo valores entre nuestros futuros profesionales”, expresó Sergio Hermosilla, vicerrector de la U. San Sebastián Sede De la Patagonia.
Para María Luisa Rivera, directora de la Escuela Francisco Cortes Ojeda de Carelmapu, el sentimiento que tienen como establecimiento educacional es de gratitud y entusiasmo para seguir acogiendo este tipo de iniciativas. “Queremos agradecer a la Universidad, pero principalmente a los estudiantes que han sido parte activa de este vínculo con la comunidad, del compromiso que ellos han asumido con nosotros. Yo creo que en el mejoramiento de la educación pública, tanto el Estado como privados pueden aportar mucho, y se agradece que nos hayamos unido en un fin común para mejorar y dignificar los espacios que tenemos para nuestros estudiantes”.
Burbuja Sanitaria
Para participar en medio del contexto de pandemia, los jóvenes voluntarios debían contar con el Pase de Movilidad, además de un examen de PCR Negativo, que fue coordinado por la misma Casa de Estudios en Puerto Montt. Una vez obtenidos los resultados, los estudiantes debieron disminuir el contacto social para asegurar la burbuja sanitaria en la que se encontraban antes de partir hacia sus voluntariados.
Para Marcel Teneb, estudiante de Medicina la experiencia resultó ser enriquecedora, por cuanto “hemos podido conocer otras realidades, acercarnos a la comunidad, aprender de ella y de esta escuela que tiene su historia y por donde han pasado numerosas generaciones, por lo que aportar con nuestro granito de arena resulta también significativo para todos los que participamos de estas actividades”.
En esta misma línea, la estudiante Almendra Gaete destacó que “la experiencia ha sido muy gratificante, se genera un ambiente de respeto y de trabajo en equipo, de compañerismo, de conocer la realidad de zona y de contribuir a ella con entusiasmo y alegría”, confidenció la futura nutricionista.
Cabe destacar que este voluntariado es el primero que se realiza de manera presencial y en terreno desde el inicio de la pandemia que durante el año pasado solo se había podido realizar de manera telemática y en la misma Universidad.