martes, octubre 27, 2020

La convención constitucional y la discusión sobre los derechos sociales


Manasés Huenuqueo Águila
Docente Derecho
UST Puerto Montt


Chile, está procesando una revolución socialdemócrata, sin violencia, ni parafernalia, con sentido histórico, que busca eliminar la inequidad y la desigualdad y promover una cohesión social en demanda de los derechos sociales, culturales y económicos que le ha negado el capitalismo salvaje de los últimos cuarenta años.

Los derechos sociales, el régimen político, los pueblos originarios, son solo algunos de los temas que deberá revisar la Convención una vez que comience a trabajar.

Salud, vivienda, educación y pensiones. Antes del plebiscito, una de las mayores discusiones en torno a la nueva Constitución fue la inclusión de derechos sociales y que precisamente representaron las principales demandas en las manifestaciones que materializaron este proceso constituyente. No existe consenso en torno a cuestiones fundamentales, pues existe un sector que consideran indispensable mantener ciertos derechos en el texto constitucional, agregar otros o convertirlos en metas solidarias.

En el caso de los derechos sociales, no bastaría con incluirlos sino también establecer los mecanismos para hacerlos exigibles -como los recursos de protección que actualmente no cubren a todos los derechos mencionados en el Artículo 19 de la Constitución.

Los detractores de esta postura plantean que esto los judicializaría, dándoles mayor potestad a los jueces para decidir sobre materias que corresponden a otros poderes del Estado. Por su parte, establecer estos derechos como metas traería una normativa menos restrictiva, pero se apunta a que solo aseguraría las condiciones del mercado y el Estado se limitaría a ser un ente regulador.

Otro punto relevante, de cara al fortalecimiento de los derechos sociales será el rol del estado, en cuanto titular de iniciativas sociales y políticos públicas, debiendo superarse el concepto de Estado subsidiario, para dar paso a la construcción de un estado solidario, con miras a satisfacer las expectativas (algunas veces desmesuradas) que nos exige y demanda este nuevo Chile.