Víctor Ojeda Pacheco
Jefe de carrera Psicología vespertina
Universidad Santo Tomás Puerto Montt
La actual crisis sociosanitaria ha golpeado a comunidades y países de todo el mundo, y por supuesto no estamos ajenos a ello. Nos ha golpeado fuerte y en nuestra cara, mostrándonos que hemos fallado en el intento de cuidarnos como sociedad. Pero cuando tratamos de buscar explicaciones al respecto, nos encontramos con que no hay mucha claridad sobre este fenómeno. Es que una de las aristas fundamentales de esta pandemia (sino la principal junto con la arista biomédica) es la de nuestro comportamiento social.
En este sentido la evitación del contagio se debe principalmente a nuestro comportamiento preventivo (o no) frente a un otro: a nuestra familia, amigos, vecinos, en fin, hacia el prójimo. Sin embargo, muchos fallamos en el simple hecho de colocarnos la mascarilla cada vez que salimos del hogar, o al mantener una distancia prudente.
La pegunta es ¿por qué fallamos en un acto tan simple como personas y como sociedad? Algunas publicaciones que se han realizado al respecto indican que es fundamental la sensación de miedo, y en este sentido, cuando el contagio no representa o no se interpreta como un riesgo real, es más factible realizar acciones que favorecen el contagio. Otros teóricos indican que cuando las restricciones son impuestas por una entidad externa (otro sujeto o autoridad) es menos efectiva que cuando la restricción emerge de sí mismo, por ejemplo, cuando uno decide realizar una acción preventiva en virtud del análisis que hizo de la situación. De esta manera la recomendación es potenciar ostensiblemente las campañas preventivas y de educación en la comunidad.
Atendiendo a lo anteriormente expuesto, me parece de suma importancia poder incorporar actores sociales como psicólogos y sociólogos, que puedan colaborar en las mesas de trabajo COVID-19 para justamente poder trabajar en planes de acción más efectivas, considerando la importancia de variables como la conducta social que a todas luces ha sido un factor trascendental en el aumento de contagios en nuestro país; no por nada se le ha llamado una crisis sociosanitaria. En definitiva, la falta de estrategias más integrales nos ha pasado la cuenta.