sábado, agosto 25, 2018

Prevención de lesiones asociadas al Running


Por Juan Inostroza
Académico Carrera de Kinesiología
Universidad San Sebastián, sede De la Patagonia


Seguramente usted será uno de los muchos que practican esta actividad o quizá sea algún principiante interesado en desarrollarla. Como sea que fuese, pensemos que al menos tiene la indumentaria correcta para practicar el trote, que incluye una ropa y calzados adecuados, pero ocurre que al pasar algunos días o semanas empieza a tener molestias de tipo musculares y/o articulares y lo que comenzó como una actividad saludable termina no siéndolo.

La mayoría de los síntomas consisten en dolor de las extremidades inferiores y salvo que las lesiones se deban a accidentes, como por ejemplo una caída, la gran mayoría tiene que ver con factores intrínsecos del corredor (como alguna debilidad o alteración de la estructura ósea o de la fuerza muscular), pero también a factores extrínsecos, o sea externos al corredor, pero muy influyentes, como por ejemplo la superficie donde se trota, la cantidad de kilómetros diarios y la preparación física por nombrar algunas importantes.

Revisemos unos datos. Algunos estudios de las fuerzas producidas durante un trote o carrera explican las tensiones que intervienen en ella. Por ejemplo, un corredor de 75 kilos desplaza el peso de su cuerpo 2 a 3 veces en cada zancada. Si corre 1600 metros dará aproximadamente de 800 a mil zancadas lo se traduce en movilizar casi 100 toneladas de fuerza. ¡Y todavía hay más datos!

Si el trotador cubre una distancia de 3 a 6 kilómetros diarios tiene que resistir una fuerza de 1200 toneladas cada semana. Además se sabe que un maratonista que trota de 12 a 15 kilómetros diarios está sometido a una fuerza de más de 5 mil toneladas. Por lo tanto, es casi inevitable que se produzcan lesiones ante la importancia de las fuerzas que intervienen y a las que se ve sometido el sistema óseo y muscular…casi inevitable, ya que se pueden corregir algunos factores tanto intrínsecos como extrínsecos.

La clave está en evitar la sobrecarga a nuestro cuerpo y esto se puede realizar fortaleciendo nuestros músculos pero además dosificando bien las cargas. Por ejemplo, las distancias recorridas diariamente o el tiempo de trote; también es fundamental correr en terreno plano lo menos duro posible (un problema en zonas urbanizadas); evitar terrenos inclinados tanto de subida (las rótulas reciben hasta 5 veces el peso corporal), como de bajada (las rótulas reciben hasta 7 veces el peso corporal). Otro hábito poco saludable que aún se puede ver en la actualidad es pensar que trotar a todo sol es mejor para bajar de peso, un error que puede costar caro a causa de la potencial deshidratación que puede sufrir el corredor llegando a producirse desmayos incluso la muerte.

Quienes saben del tema y runners experimentados aconsejan realizar esta actividad durante las primeras horas de la mañana y las últimas el día, asegurándose de tener una completa visibilidad para evitar otro tipo de accidentes

Junto con cumplir con estas medidas de prevención básicas, sobre todo si es principiante, será deseable contar con algún profesional al cual poder acceder para aclarar cualquier duda y no quedarse con ser un autodidacta del running.