Visitantes pueden vivir en carne propia la labor de la gente de mar, preparando carnada y luego disfrutando el producto de la pesca.
Una de las máximas de un negocio señala que para cosechar el éxito hay que reinventarse y así lo entendió la gente de mar de nuestra comuna al lanzar la Ruta de los Pescadores con la que no sólo invitan sino que encantan a los visitantes que ahora tienen la oportunidad de conocer en carne propia la labor de la pesca y extracción de recursos que por miles de años se ha realizado en las aguas del Seno de Reloncaví.
La iniciativa innovadora y vivencial obedece a una mirada conjunta desde el ámbito público y el privado que aportaron ideas, recursos y proyectos para desarrollar este proyecto que expone no sólo la cultura navegante que ha construido la identidad local, sino también las bellezas naturales del paisaje, flora y fauna y las faenas propias de la pesca artesanal.
Un recorrido por la bahía que no sólo desafía a los visitantes a trabajar preparando espineles, sino también culinaria para probar los productos del mar, gran atracción para los miles de turistas que visitan nuestra comuna y sus 72 kilómetros de costa.
En el proyecto participan la Municipalidad de Puerto Montt y organizaciones agrupadas en torno a la Cámara de Comercio y Turismo, más hoteles, medios de comunicación y operadores turísticos.
OPINIONES
Carlos Soto, alcalde (S), mencionó que esta experiencia vicencial “permite conocer la vida de la pesca artesanal en un proyecto desarrollado por los pescadores de Caleta Anahuac que en su momento tuvo el apoyo municipal, especialmente a través del programa ‘Lukas para Emprender’.
En tanto, Lissette Mayorga, dirigenta de los pescadores de Anahuac, señaló que “el resultado de la pesca es lo que se ofrece a los turistas, lo que ofrece una nueva visión respecto de nuestra labor. Esto pudimos hacerlo gracias al apoyo y financiamiento que obtuve desde el municipio”.
Los turistas, una vez a bordo, disfrutarán relatos de pesca, historia de la caleta, dificultades actuales para luego experimentar cómo se hace una pesca con espineles, tal como la gente de mar lo hace a diario para capturar sus productos que luego se comercializan.
Luego, se comprueba si la pesca dio resultado, y se trae hasta la caleta para prepararlos como ceviche o merluza frita, como la mejor muestra del resultado de la excursión.