martes, febrero 25, 2014

Concierto «Armónicas de Fuego 2014» trae este jueves a consagrados músicos y solistas al Teatro Diego Rivera


Entradas a la venta

El show más esperado del Blues Rock en nuestro país tendrá su paso inicial en nuestra ciudad cuando coincidan destacados músicos y solistas en una nueva versión del evento “Armónicas de Fuego 2014” que se desarrollará este jueves a las 20 horas en el Teatro Diego Rivera, en una función que tiene un valor de $2 mil pesos de entrada general que se pueden adquirir desde ya en la Corporación Cultural.

El concierto es el primer paso de una gira que ha ido ganando adeptos y músicos participantes desde 2008 y que actualmente tiene contempladas dos presentaciones más en Osorno (28 de febrero) y en Santiago (Bar Grez, el 1 de marzo).
Esta vez “Armónicas de Fuego” viene con varias sorpresas, que serán del agrado de los cultores del blues, ya que la banda de apoyo será “Hell Blues Band” integrada por Felipe Ruf (guitarra), Johan Pastene (bajo) y Jorge Quinteros (batería), todos músicos conocedores del estilo y parte de numerosos festivales y conciertos.

Sin embargo, son dos grandes exponentes de la armónica quienes darán al espectáculo el ingrediente clave para definir su concepto de fusión hacia el funk y el rock: Claudio “Bluesman” Valenzuela y Adrián Jiménez, de Chile y Argentina, respectivamente.

ARMÓNICA Y BLUES: SOPLAR, ASPIRAR Y LLORAR

El término “Harmonica Blues” hace referencia a cualquier estilo de blues en el que la armónica lleva el peso imperante. Aunque estuvo presente desde los comienzos en muchas grabaciones de country blues, es en la década de los cincuenta cuando se convierte en elemento esencial, gracias a la amplificación de su sonido, convirtiéndose en un elemento reconocible del electric blues, particularmente en su vertiente de Chicago.

Cabe indicar que todos los grandes de este instrumento se valen de una técnica similar, llamada Cross Harp, que se basa fundamentalmente en aspirar las notas -y no tanto en soplarlas- para generar un efecto de vocalización.
Así la armónica no sólo llora, también quiere hablar.