martes, octubre 09, 2012
Conmovedor documental «Estela» sobre una Abuela de Plaza de Mayo que busca a su nieto robado por militares en función gratuita el miércoles
Ciclo de DDHH en la Corporación Cultural
La búsqueda prolongada y sin resultado de su nieto nacido de su madre secuestrada por militares y asesinada posteriormente, es el nudo de la historia que relata la película “Estela”, de la directora Silvia Di Florio, sobre la vida de Estela de Carlota, Abuela de la Plaza de Mayo, que se exhibe este miércoles a las 19 horas en la Sala Mafalda Mora de la Casa del Arte Diego Rivera, entrada liberada.
La función, en el marco del ciclo de cine sobre DDHH, es organizada por la Corporación Cultural de Puerto Montt y Ayahue, será presentada por Adriana Arce, sobreviviente de un secuestro de 5 años por la dictadura argentina y actual asesora del juez Baltasar Garzón en su cargo de la Secretaría de DDHH del vecino país y por Ana María Figueroa, actual jueza del Cámara Federal de Casación Penal y quien lograra terminar las leyes de punto final en su nación.
PELÍCULA
A lo largo de tres décadas de lucha perseverante y silenciosa, las Abuelas de Plaza de Mayo han logrado restituir su identidad a un centenar de nietos que habían sido apropiados como parte de un plan sistemático ejecutado por la última dictadura militar. Cada uno de esos casos implica para las Abuelas una formidable victoria sobre la impunidad.
Estela, su presidenta, una mujer que hoy ya es un símbolo en la búsqueda de los nietos desaparecidos, aún no ha encontrado a Guido, su nieto apropiado desde 1978, pero se nutre con cada uno de los encuentros en la esperanza y el deseo de que ocurra pronto.
El golpe de Estado de marzo de 1976 partió la vida de esta docente en un antes y un después. En la intimidad de su hogar, entre algunas fotos y muchos recuerdos, Estela reconstruye para su nieto la historia de su familia. Narra a cámara -como si le contara a Guido- el secuestro de su marido, el de su hija Laura, y el nacimiento de ese nieto ausente que acaba de cumplir treinta años. Cuando en el país todavía se festejaba el mundial de fútbol, ella comenzaba un larguísimo camino: la búsqueda de su nieto, ese hijo varón que Laura (asesinada por la espalda con disparos en la cabeza) había parido en cautiverio y bautizado como su padre. Esa búsqueda -que es el motor de su vida-, todavía no llega a su fin: “Que sepa que lo estoy esperando, que lo estoy buscando, que me encuentre, que me deje encontrarlo…”, dice Estela.