- La experta enfatiza en que la eficiencia energética requiere de un cambio cultural muy fuerte que debe ser apoyado a nivel público y mantenido en el tiempo. Además, analiza la Estrategia Nacional de Energía dada a conocer por el Presidente Sebastián Piñera a fines de febrero.
En el Día de la Eficiencia Energética a nivel mundial, la directora de Energía y Cambio Climático de Fundación Chile, Nicola Borregaard, enfatizó en que la eficiencia energética –hoy tan discutida- no es una política que pueda instaurarse por sí sola, sino que requiere de un fuerte cambio cultural por parte de las personas y un apoyo público-privado constante en el tiempo.
De acuerdo a lo explicado por la experta, este tema es absolutamente masivo, donde los cambios conductuales individuales no son suficientes. “Todos somos parte y estamos llamados a contribuir con la eficiencia energética. Además, requiere de campañas comunicacionales que apoyen a la instauración de una verdadera cultura energética”, indica.
De las iniciativas realizadas en torno a este tema, Borregaard destaca la regulación de aislamiento térmico para las viviendas, los subsidios para el recambio de artefactos convencionales a artefactos más eficientes, los subsidios de recambio de camiones y la introducción del etiquetado, acción donde Fundación Chile ha participado activamente. “Aunque se ha avanzado, falta mucho por desarrollar todavía. Este constituye un esfuerzo mantenido en el tiempo, de modo de asegurar los cambios culturales, de hábitos y tecnológicos requeridos para que sean efectivos los ahorros energéticos y económicos. Incluso, se requiere de un impulso más decidido en educación y capacitación”, enfatiza.
En términos comunicacionales, la experta señala que es recomendable tener un “caballo de batalla” de comunicación masiva, tal como hace algunos años fue la ampolleta eficiente, con apoyo y especial atención de las esferas públicas y privadas. “En esta nueva fase podría ser el refrigerador eficiente -incluyendo también hábitos y mantención- o la bicicleta como modo de movilización eficaz, o podría ser la etiqueta de eficiencia energética, que ya se aplica a ampolletas, refrigeradores, vehículos y la vivienda”, señala.
A su juicio, el apoyo privado y, por sobre todo, de políticas gubernamentales son esenciales para cualquier iniciativa de esta índole. En este contexto, se refiere a la Estrategia Nacional de Energía, dada a conocer hace pocos días por el Presidente Sebastián Piñera. Si bien, ésta entrega lineamientos claros sobre lo que se quiere logar a nivel país al 2030, la experta manifiesta que está pendiente definir los mecanismo de medición de los valores. “El Ejecutivo ha sido enfático en el objetivo final, que es haber alcanzado al año 2030 una disminución del 12% en la demanda de energía final proyectada hacia ese año, lo que representa 1.122 MW de potencia eléctrica desplazada y 4.150.000 Tep (Toneladas Equivalentes de Petróleo) no consumidas. En este aspecto es decisivo el cómo se estableció la línea base de esta proyección y el seguimiento a la medición en base a proyectos concretos”, explica.
En términos generales, a partir de la Estrategia Nacional de Energía la ejecutiva destaca distintos líneamientos tales como acciones y requerimientos de eficiencia energética mínimos para artefactos, lo concerniente a alumbrado público, y sobre todo, hace hincapié en la implementación de un sello de eficiencia energética para empresas y organizaciones.
Según Nicola Borregaard, ahora el esfuerzo debe centrarse en la implementación decidida y categórica de estas medidas anunciadas. “Necesitamos un reflejo claro del compromiso en los recursos públicos y la medición de los ahorros que se generan. Así podríamos celebrar el Día Mundial de Eficiencia Energética del año 2013 con los primeros 150 MW desplazadas a raíz de las acciones anunciadas en la Estrategia Energética”, concluye.