- Así lo sostiene el nutricionista de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago, Héctor Aliaga, quien enfatiza que “dado que en Chile los adultos ya tenemos hábitos alimenticios insanos, es importante cambiar esa situación en los niños”.
El deseo de muchos y muchas por lucir más esbeltos en verano, provoca que no pocas personas cambien drásticamente sus hábitos alimenticios en esta temporada del año. Sin embargo, expertos advierten que ello no trae los resultados esperados, y que si bien siempre es adecuado mejorar nuestra alimentación, lo aconsejable es que esta práctica sea un estilo de vida durante todo el año.
De acuerdo con el nutricionista Héctor Aliaga, académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago, “en verano, tenemos la oportunidad de consumir muchas frutas, porque son frescas e hidratantes, pero a la vez, en vacaciones por ejemplo, hay más tiempo para el ocio, por lo tanto comemos más y no siempre mejor”.
El especialista de la estatal, reitera la importancia que reviste el consumo de frutas, verduras y abundante agua, para mitigar los efectos de las altas temperaturas, en las condiciones de hidratación del organismo.
“Lo recomendable es consumir cinco porciones de frutas y/o verduras, mínimo, al día. Además, preferir el agua por sobre las gaseosas”, enfatiza Aliaga, agregando que “dado que en Chile los adultos ya tenemos hábitos alimenticios insanos, es importante cambiar esa situación en los niños. Es muy difícil cambiar los hábitos en los adultos, pero no imposible”.
Conducta permanente
Cambiar los hábitos al acercarse el verano, y de forma violenta, no es la manera más adecuada de adquirir un mejor estado físico o bajar de peso. Así lo asegura Héctor Aliaga, quien puntualiza que “es bueno que cambiemos las conductas alimentarias, pero lo es más si éstas vienen de antes o se mantienen todo el año, como parte de un estilo de vida”.
El consumo de pan es otro de los puntos que destaca el especialista, quien aconseja que sea cambiado por el integral, o que su consumo sea de preferencia en la mañana, para disminuir o evitarlo de plano conforme avanza el día.
Por, Miguel Ángel González C.
19 de enero de 2012
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